miércoles, 13 de diciembre de 2023

 hoy hablé con m, le pedí su número de dni para un trámite

después hablé con l que estaba muy mal, con vómitos

y j también con vómitos y me dijo que le alegró escuchar mi voz

y n que me dijo te mando audio pero no estoy mandando audios porque no me sale hablar con nadie

después a dijo que hay "mucha mala onda en la calle" se nota la mala onda porque nadie te invita ni un café y están apurados y con desorden en los escritorios.

yo sigo trabajando porque, no sé por qué y por las noches no duermo, soñé con un grupo neonazi nuevo en la facultad, estaban vestidos como porristas de películas norteamericanas

y mas cosas desagradables, como que revolvía unas cajas de mi abuela y había unos libros polvorientos de eudeba y adornos llenos de polvo y pelusa

en una casa sin revoque, no pasaba más nada

me imagino qué diría del presente mi abuela si estuviera viva, tendría algo inteligente y ácido para decir y a la vez me haría reir 

esas salidas que no existen en ningún otro ser humano que yo conozca, la mente igual se imagina lo que diría aunque nunca llegue del todo

esa es su imposibilidad

ayer busqué la palabra contrato en la página del ministerio de trabajo

y busqué en google "larry david" porque estoy viendo una serie y quería saber detalles de su vida personal

y busqué modos de alejar caracoles de las plantas de tomate

y después hice dos cosas astutas durante la mañana, retiré una compra y cancelé muchas cosas que me la iban a dar el mes entrante

y vi videos horribles del casamiento de baby etchecopar y pensé que la revolución francesa tenía que pasar por ahí y qué pena que no exista mas eso de cortar cabezas, a veces se necesita


 algo que me causó mucha gracia hoy fue preguntarle a ipi si se acordaba de x, que tenía la sensación de que le había robado algo en el pasado

y respondió: tantos me han robado que ya no me acuerdo

martes, 5 de diciembre de 2023

En pilates una mujer me preguntó si el fin de semana había podido conocer la heladería Punto crema de Sierra de los padres. Le dije que sí y me preguntó "¿Qué tal?". Le contesté que muy buena pero en realidad no tenía nada que decir sobre el helado. Después nos reunimos con Ro y Lu en el café Weis y Lu contó que una ex amiga en común estaba buscando familia. La sola idea de buscar familia me pareció muy rara además de algo desagradable, no sé. Le dije que pensaba invitarla a mi casamiento a pesar de estar peleadas hace tanto tiempo y ella dijo "yyy no creo que vaya". Después agarré la bici y fui al bicicletero que es muy parco y creo que me odia porque me niego a cambiar las cubiertas en mal estado. Me dijo "si seguís esperando para cambiar eso va a seguir aumentado". Me lo dijo de muy mal modo y volví molesta porque si no cambio las cubiertas es cosa mía ¿no? Pensé en dejar de inflar la bici ahí pero me queda demasiado cerca. Los comerciantes atienden de muy mala gana y como peleando con una, hace años eso es una constante.  En cinco días asumirá el nuevo presidente. Están quienes prefieren no pensar mucho en eso (yo), quienes se aferran a las malas noticias que son muchas y variadas y quienes siguen como si nada. Después de todo el tiempo es tiempo y es demasiado valioso. Ahora mismo debería estar escribiendo la tesis, en cambio vine al blog a escribir este texto que será leído por muy pocas personas. También un poema mío, junto con otros, fue traducido al griego. Es absurdo pero lindo. Aprendimos griego en la facultad, muchas horas frente al pizarrón analizando oraciones extensas. Sin embargo, olvidé todo, lo olvidé por completo como muchas otras cosas. Recuerdo pasar al pizarrón, el calor y olvidarme del cuerpo, de quién era en medio del aula. Ahora todo eso fue olvidado y quedó nada más que su esqueleto. Hay amigos que se fueron del país y a ellos también los olvidé. A los amantes sí los recuerdo un poco más pero también serán pasados por el deguello del olvido, con las amistades perdidas y ganadas. La vida es muy extraña pero la mía se volvió muy común. Hoy, por ejemplo, tengo entradas para el cine. Espero, entonces, que algo pase de pronto. Una noticia, una buena nueva, una canción mágica que no pueda dejar de cantar.  

martes, 28 de noviembre de 2023

 cosas que pasaron en estos meses:

-ganó las elecciones el tipo border que iba a los programas de crónica tv y hacía selfies con los pulgares ok, aparateado por lo más rancio de la ultraderecha tiene pinta de que nos harán mierda.

-ya mucha gente estaba hecha mierda de antes.

-el último día en eeuu, antes de volver a la argentina, nos peleamos en una estación de servicio de los angeles con lo que parecían ser miembros de un cartel mexicano. Nos amenazaron y siguieron por la autopista.

-comí una gomita de marihuana en un parque de diversiones y sentí terror en cada una de las atracciones, mi amiga se volvió loca porque no subí a los juegos que ella quería y no me habló nunca mas ni se despidió.

-me caso el 30 de enero.

-saqué pasajes para conocer cataratas del iguazú.

-quizás me quede sin trabajo muy pronto o mi sueldo se reduzca a la insignificancia.

-sigo escribiendo la tesis en modo autómata.

-tuve un error de concordancia en un post que le dediqué a mi directora y a mi lugar de trabajo y me deprimí toda la semana.

-bajé todo el contenido de los blogs por miedo a que los borren.

-me despierto en medio de la noche pensando qué pasará.

-siento el mismo vértigo que en el 2001 pero de otro modo y en un cuerpo de adulto.

-no tengo planes para el futuro.

-gané una beca pero depende del jefe de gabinete que venga ahora, es decir, chau.

-siento que estamos todos muy estúpidos sin saber para dónde correr.

-creo que la sociedad se pegó un tiro.

-creo que algo se agotó.

-creo que no hay salida ni refugio.

-creo en el baile, como dice Tilsa Otta "pero creo en el perreo"

-no sé qué onda con nada ni con nadie.

-me siento muy del siglo xx. 

viernes, 18 de agosto de 2023

 El lunes salimos de viaje para san francisco pero nos detuvimos en un pueblo llamado Carmel by the sea. Parece que allí vive Clint Eastwood, que además, en los 80 fue alcalde. Todo prolijo, tenso y republicano. Dormimos en un hotel y en la pileta preguntaron de dónde éramos. Yo estaba alterada por las elecciones del domingo en la Argentina y tenía ganas de confrontar con cualquiera. Apenas dijimos el nombre de nuestro país ya se compadecieron de nuestra economía a lo que respondí con malicia: "nosotros tenemos universidad gratis, free university" y ahí se fueron ofendidos. No había desayuno gratis en el hotel pero nos regalaron un vino cuando estábamos en la pileta y frutillas con chocolate. 

El martes fuimos a big sur y con ipi discutimos porque ella quería ir a un pet shop y yo quería partir hacia la naturaleza. Se ve que mi tono fue autoritario y se ofendió muchísimo. No está bien que desdeñe el deseo de los otros por los objetos y la felicidad de comprar. Ipi compró un bonsai y conoció a una rusa que me pareció muy tarada.  Partimos hacia big sur en silencio y con mala onda . En el camino llamó tania para decir que estaba bien, cosa que nos alegró mucho.

Paramos en un lugar lleno de flores, plantas, rocas y océano turqueza. Después en la cascada que cae sobre la playa y escuchamos un oso. Lo oí perfectamente.

Nos fuimos para san francisco, el hotel estaba en una zona industrial y era de película de terror. Muy feo, como si todos los crímenes de la ciudad de hubieran cometido ahí. Además de mentir con las fotos de google, ya que en comparación eran complentamente diferentes. Es decir, una estafa. Tampoco teníamos agua caliente. Ipi decidió que era momento de mudarse de hotel pero cuando llegamos al centro de san francisco vimos algunas escenas perturbadoras con homeless y paramédicos que intentaban revivirlos en medio de la calle.


lunes, 14 de agosto de 2023

 Temécula, 14 de agosto

Estado de shock, sucedió en la Argentina lo que anticipó el uber que me llevó a Ezeiza. Tuve pesadillas, soñé que nos volvíamos locxs ¿O ya lo estamos? A las seis ya estaba arriba y ya había sol. Una araña caminaba por la pared. La atrapé con un vaso y la liberé en el techo. O quizás, sencillamente, la estaba echando de su hogar (mi habitación) y la liberé a una posible muerte asegurada. Quién sabe.

Ipi se enojó conmigo porque dice que hago mucho ruido. Acostumbrada a vivir sola pienso que soy la única que habita esta casa.

Ayer vino Nina al cumpleaños de Rafa. Candela, cobardemente, la depositó en la vereda y se las tomó. Hacia el final de la tarde la vino a buscar e hizo exactamente lo mismo. Salí para que me viera pero me tapó una palmera y la nena corrió hasta el auto. Entré y espié por la ventana. Su aspecto era el de una señora, o por lo menos algo del aspecto. Al final, subí las escaleras con indiferencia y me olvidé un poco del asunto. Pero es realmente raro de que nos hayamos sentado juntas en el colegio por tantos años y ahora no nos dirijamos la palabra. 

El año pasado cuando me llamó con sus dramas (todas mentiras y victimización) le dije que me había hartado. Más que el drama de su vida, la mentira en la que decide creer vivir etc. Además de que ella es una persona bastante mala y así y todo la queríamos igual.


sábado, 12 de agosto de 2023

ffas

 Temécula, 12 de agosto

Le vengo dando vueltas a la idea de "diario" porque siento que es una palabra que, en este momento, está en todas partes. Y si está en todas partes deja de tener peso, al menos para mí. Al mismo tiempo, creo que una de las cosas que mas me gustan es leer diarios y los he escrito casi toda mi vida. Así que voy a tener que amigarme con la palabra. Hace tres días que llegué a los Angeles. Esto es lo primero que escribo porque solamente estuve con la tesis, con intermitencias. Y la energía para escribir es una, si la gasto ya no vuelve en el día. No es como antes.

Ipi se fue a los caballos. Hoy decidí no acompañarla. Ayer conocimos a un herrero que se llama Don. Bah, Ipi ya lo conocía. Nos recomendó ir a Big Sur y Caramel Bye the See. El lunes nos vamos a San francisco.

En los caballos hay una mujer hostil que no saluda. Se llama Stephanie y tiene un perro desconfiado y agresivo. El primer día que llegué, el perro tuvo un accidente. Se metió entre las patas de un caballo y el caballo lo pisó con todas sus fuerzas. Ayer el perro andaba rengo y con un yeso. Esto le empeoró el caracter. Yo me senté en una silla a escribir mientras ipi alternativamente hace paseo y galope. Después le ayudé con la montura. Ipi le pone protector solar al caballo y desenredante para el pelo. Le pone el ventilador para que no tenga calor. El caballo se llama Caramela.

Ayer conocí un burro rescatado de un matadero, muy amigable. Lo bueno de estar acá es que casi no pienso en mi vida de argentina, en el drama contidiano, las noticias, los muertos por la policía, el avance de la derecha, la confusión ideológica mental que nos atraviesa en este momento. Acá estoy en una clínica de rehabilitación para argentinos. En 2021 me había separado de un novio que terminé odiando y acá terminé por curarme. Ahora también quiero curarme de algunas personas. Creo que lo estoy consiguiendo poco a poco, me meto en este paisaje artificial y me desintegro en él. Tenemos una idea criminal, tirarle huevos a la casa de una ex amiga que vive no muy lejos de acá. 

Cuando teníamos 13 años todo lo solucionabamos tirando huevos como pendejas consentidas que éramos y la mamá de ipi nos decía, bueno,  pueden tirar huevos por el balcón pero solo 6.


miércoles, 7 de junio de 2023

Escribir para no darse dos disparos- Entrevista a Martín Rejtman

 Escribir para no darse dos disparos

Entrevista a Martín Rejtman

Martín Pérez Calarco y Flavia Garione

En noviembre de 2013, durante el rodaje de Dos disparos en Miramar, Martín Rejtman accedió a tomar un café con nosotros para conversar sobre su narrativa y su filmografía. La charla fue derivando en un recorrido panorámico sobre su singular universo y acabó por convertirse en esta entrevista en la que Rejtman habla, entre muchas otras cosas, sobre el valor de la comedia, la importancia de la libertad para el proceso creativo, la voracidad lectora de su adolescencia, la experiencia en Cinecittà, los noventa, su propensión hacia las cosas detenidas en el tiempo, y hasta cuenta algunas anécdotas.

¿Qué pasaría si fatalmente quedáramos parados frente a tu biblioteca? ¿Encontraríamos rastros de una tradición personal sobre la que trabajás?

MR: Yo creo que mis influencias vienen más del cine que de la literatura. Sin embargo, de adolescente leía muchísimo. Al principio leía muchas revistas y en mi casa me dijeron que no me daban más plata para revistas pero que para libros me daban todo lo que quisiera. Yo vivía cerca de la librería Santa fe, ya me conocían, me daban los libros, después había que pagarlos. Hasta que un día me cortaron el chorro, me dijeron que no podían, que era mucha plata.

¿Cuán heterogénea era esa lectura?

MR: En esa época leía mucho el boom latinoamericano. No sé, leía cualquier cosa, Alejandro Dumas, Jerzy Kosinski, devoraba libros en dos o tres días. Mi viejo, por ahí, me daba libros que no eran para la edad que yo tenía, un poco más heavys: El lamento de Portnoy, por ejemplo. Me acuerdo que El otoño del patriarca lo compré en un quiosco ni bien salió. En ese momento, más que ver películas para mí era la lectura. En realidad fue simultáneo porque también ahí es cuando empecé a ver mucho cine.

¿Ya escribías?

MR: Empecé a escribir un poco en tercer año del secundario, eran unas cosas medio horribles. En esa época también leía a Cortázar, Asturias, Carpentier, novelas policiales, el policial negro americano, ese tipo de cosas.

Hace poco le regalamos Tres cuentos a un amigo que no había leído tus libros y lo puso en serie con la Nouvelle vague ¿Te interesa esa relación?

MR: Hay, como en la Nouvelle vague, la cuestión de un hecho que se encadena con otro, una especie de deriva narrativa ¿no? Pero no sé exactamente con qué lo puede haber relacionado. Cuando hablo de la influencia del cine, pienso en cosas como Ozu o Bresson, un cine más austero. Una austeridad en la manera de escribir, una manera directa, propia del guión de cine. Yo empecé escribiendo guiones antes de escribir literatura. En Rapado, los cuentos tienen un poco el formato de un guión: descripción de acciones narradas en tercera persona, en tiempo presente; incluso los diálogos, sin meterme en los pensamientos de los personajes.

¿Qué cine destacás?

MR: Siempre me gustó mucho Bresson, Rohmer, Godard, la Nouvelle vague. La pregunta sobre el gusto es muy complicada porque después quedás estigmatizado, cuando en realidad estoy diciendo estos nombres porque son los primeros que se me ocurren, no es que tenga a uno en el corazón o la pasión por tal. Siempre voy a nombrar a Bresson y a Ozu porque me parece que son los fundamentales; son como de otro planeta, fuera de serie, cuando vi sus películas sentí una empatía absoluta y no encontré fisuras. Una gran influencia para mí es la comedia americana de los años ‘30, ’40; Preston Sturges sobre todo. Son directores que hicieron una comedia con mucho diálogo, muy rápida y que a mí me marcaron mucho.

¿Hay un cine local o latinoamericano que te interese particularmente?

MR: No, y ahí tampoco reconozco ninguna influencia directa, salvo la película latinoamericana que más me gusta, Palomita Blanca, de Raúl Ruiz, el director chileno, aunque la vi más de grande.

¿Y más allá de la idea de influencia?

MR: Hay algunas películas argentinas que me gustan particularmente, películas de Lucrecia Martel, Lisandro Alonso. Y, en el cine latinoamericano, está Raúl Ruiz, las películas que hizo en Chile, alguna de las que hizo en Francia al principio. Después no hay cosas que me atraigan mucho, debo admitir. Cine argentino más viejo, bueno, algunas películas de Favio. A pesar de haber trabajado en los estudios de Cinecittà, no nombraste a ningún director italiano. ¿Qué memoria tenés de esa experiencia?

MR: Yo estuve ahí en el 82, cuando todavía había estudios para cine, ahora son para televisión. En ese momento, Fellini estaba filmando La nave va y Ettore Scola estaba filmando El baile. Yo era asistente de montaje y, en las otras cabinitas del pasillo donde trabajaba, estaban estos directores editando. Era medio raro para mí. Llegué a ver reportajes públicos a directores como Tarkovsky y Antonioni. Ese año que viví ahí, estuve en contacto con ese mundo y fue interesante; lo de Cinecittà es como haber estado cerca de la producción de cine del momento, medio mítica para decirlo de algún modo.

Sabemos que volviste, ¿cómo fue ese regreso?

MR: Lo vi raro, como vi rara toda la ciudad, porque la vi muy detenida en el tiempo. Estaba igual que cuando yo vivía ahí. Inclusive me hicieron una nota y la periodista era alguien que veinte años atrás ya trabajaba en ese diario, los críticos de cine seguían siendo los mismos. Lo que fue nostálgico fue volver a Roma después de 25 años y encontrarme, por ejemplo, con un amigo que no había visto en todo este tiempo. Recorrí los lugares en donde había vivido, y coincidí en un festival con Albertina Carri. Albertina, con una cámara de video, iba filmando todo, también filmó el viaje a Cinecittà, me dio todo eso pero nunca lo vi.

¿Queda algo por agregar sobre el vínculo de Rejtman y los noventa? ¿Cuánto duran los noventa?

MR: Se habla de los noventa como el menemismo. Cada vez que escucho algo sobre los noventa pienso en el menemismo, pero no pienso en mi obra relacionada con el menemismo porque no creo que tengan nada que ver. Se habla a veces de Silvia Prieto, los restoranes chinos, las marcas que nombro en los cuentos. La verdad es que no hice un análisis de eso ni me pregunté cómo represento esta época. Siempre el contexto va a influir pero los noventa no son diferentes de los 2000 y del 2010. Lo que pasa es que queda muy feo decir el 2000 o los 2000. Hasta que no lleguemos a los 20, son como 20 años perdidos.

¿Qué buenas razones tenés para seguir escribiendo literatura?

MR: Algo tengo que hacer, calculo, hacer cine es muy difícil y tengo que llenar el tiempo de alguna manera. Si no qué hago, me pego un tiro -no pongas eso en ningún lado, después lo lee mi vieja y se asusta-. No tengo un motivo muy concreto para escribir literatura, un poco por inercia. Siempre está esa incertidumbre de cuándo va a llegar el final, lo que resignifica todo. Escribo con el impulso de llegar a ese momento. 

En una compilación española en la que hay un prólogo de Piglia sobre el género nouvelle aparece un texto tuyo titulado “Poética”.

MR: ¿Sabés por qué le pusieron “Poética”? No lo puedo creer, porque era el subject del mail que mandaron. Yo no le puse ningún título, me pidieron que escribiera un texto, me pagaban una plata que yo necesitaba, creo que 100 euros. Entonces escribí eso pero no les mandé ningún título y le pusieron “Poética”. Me agarró un ataque, escribí para preguntar qué había pasado. Me pareció siniestro. ¿Cómo le voy a poner “Poética” a algo? ¿Con qué pretensión puedo hacer eso? No creo que ese libro haya circulado mucho, espero que no, ni me acuerdo qué es lo que escribí.

En tu obra hay ciertos motivos que regresan, algo temático quizás. Las transacciones inmobiliarias se van modificando, armando una especie de correlato entre la extraña evolución de lo cotidiano y el ingreso a tu narrativa de ciertos objetos nuevos, como una especie de registro anticipado. Como un documento. Como un documento atravesado por una distancia cómica que opera como una anticipación crítica.

MR: Sí, obviamente hay una distancia. Uno está inmerso en una cotidianeidad y a través de esa distancia la describo y la muestro. Me parece que esa distancia cómica, como la llamaste vos, es la base del punto de vista de la narración. Esa comicidad es para mí el motor de la escritura: encontrarle la gracia a las cosas. La gracia en todo sentido, en la comicidad y en un estado de originalidad. Encontrar vida en algo que está muerto como la letra, la palabra; porque no necesariamente tiene que haber vida en eso. Lo cómico, o el humor, para mí fue como la salvación en algún punto. Cuando empecé a hacer cine me encontré con que tenía dos caminos. Hice un corto que se llamaba Doly vuelve a casa -elprimero que filmé- y ahí entendí que podía seguir el camino de lo contemplativo o acelerar todo. Cada vez que quiero hacer algo donde no haya humor -me lo propongo siempre- termino desviándome. Por ejemplo, Dos disparos empieza con un chico que encuentra un revolver y se pega dos disparos, no hay principio menos proclive al humor que éste.

Esta película que estás haciendo retoma la línea de tus primeros tres largos ¿Qué diferencia encontrás con proyectos como Copacabana o Entrenamiento elemental para actores?

MR: Son encargos. En Copacabana hice lo que quise y en Entrenamiento… trabajé con Federico León -compartimos la autoría- que fue lo más novedoso porque siempre trabajé solo. Igual hay continuidades, Fabián Arenillas, el actor de Entrenamiento elemental para actores, está también en Los guantes mágicos. Dos disparos es mucho más derivativa que las otras películas, más en el sentido de Tres cuentos, son historias que se van bifurcando, se continúa ese impulso.

En los créditos de algunas de tus películas suele figurar que parte de la financiación viene de Holanda ¿En Dos disparos también?

MR: Es un fondo del festival de Rotterdam con el que pude contar en Rapado y en Los guantes mágicos, y ahora en Dos Disparos

Los guantes mágicos llegó a las salas tradicionales. ¿En qué sentido tus películas forman parte de un

circuito independiente?

MR: Es independiente porque no son películas masivas. Tienen un público más limitado, pero eso es más una cuestión de mercado que una intención mía. Yo hago las películas que quiero hacer, después el mercado decide a donde van. A Silvia Prieto la distribuyó Disney; por un lado estuvo bueno pero por otro lado fue un bajón porque no sabían cómo tratar una película así. Fue una situación rara, los del festival Sundance le llenaron la cabeza al presidente o al vicepresidente de Disney en la Argentina, y agarró la película. Fue medio un disparate, algo de los noventa.

En tus películas aparecen Vicentico, Rosario Bléfari, Suarez, El otro yo, la imagen de León Gieco en el B.A. Rock. En tus relatos también son frecuentes las referencias al rock ¿Qué valor tiene esto para vos?

MR: En Dos disparos los protagonistas tienen un cuarteto de flautas dulces. Quizás no es tanto el rock esta vez. ¿Y por qué el rock? Supongo que porque es la música que me acompañó durante un tiempo largo de mi vida. Yo la conozco a Rosario desde antes de que haga música, trabajé con ella como actriz antes de que se dedicara a hacer música; eso parece que fue algo accidental. Y lo de Vicentico fue un poco a propósito. Yo lo conocía y en un momento nos hicimos amigos. Y cuando estaba pensando en Silvia Prieto, que es una película hecha básicamente con amigos, escribí el personaje para él, primero el de Silvia Prieto y después el de Los guantes mágicos. Pero no pensaba tanto en su actividad musical, más bien me pareció que él tenía una presencia que me inspiraba para escribir un personaje. Y lo de León Gieco es una anécdota nada más. Una noche tarde prendí la tele y estaba esa película y me pareció muy bizarro. Una vez dije que me parecía ciencia ficción al revés. La ciencia ficción es como la anticipación de lo que va a pasar, autos volando, qué sé yo; me parecían tan increíbles los autos voladores que no podía imaginar que ese había sido el pasado, toda esa gente con esa ingenuidad.

¿Hay algo en la escena cultural de Buenos Aires que te interese particularmente más allá del cine y de la literatura?

MR: A veces voy al teatro. Me gusta el teatro pero no participo mucho de la escena cultural. No voy ni a presentaciones de libros ni a charlas, ni a los festivales esos. Ya van dos veces que me invitan a hablar en la mesa de cine y literatura y digo que no. Para ir a hablar de la relación del cine y la literatura, prefiero que me tomen en serio como director de cine o que me tomen en serio como escritor. Si no, soy como uno de los dos o tres bichos raros que hacemos las dos cosas. Hablar de esa rareza me parece una pérdida de tiempo.

¿Te reconocés en la frase de Charly Feilling que figura en la contratapa de Velcro y yo, esa que dice: “dar por perdida de antemano la mediación de los críticos y apelar directamente en la inteligencia de los lectores”?

MR: Le pedí al editor que pusiera esa frase en la reedición de Velcro y yo porque yo era amigo de Charlie. Fuimos juntos a la escuela primaria, después nos dejamos de ver durante mucho tiempo y no reencontramos cuando los dos estábamos en la literatura. Charlie después de la primaria hizo el Liceo Naval, después renegó de todo eso y se convirtió en el escritor. Nos volvimos a ver en los noventa, justamente, y a él le gustaba lo que yo hacía. Ya en Velcro y yo veía la idea de nouvelle que después aparecería en Tres cuentos, le interesaba mucho ese género y puede que eso también me haya activado a escribir más largo.

Hasta Tres cuentos, salvo algunas excepciones, venías escribiendo relatos no tan clásicos pero de extensión más homogénea. ¿En tu libro nuevo, esas excepciones se convirtieron en algo programático?

MR: En Literatura y otros cuentos, “Ornella” es el más largo y en Velcro y yo también hay algunos largos. Me han dicho que parecía que en un momento me cansaba y dejaba de escribir. Igual, me gusta que tres cuentos llenen un libro. El primer comentario que tuve sobre Tres cuentos fue en un restaurant, dos o tres días después de que saliera. Me encontré a un compañero de la secundaria que le había regalado el libro a su mamá para el cumpleaños y la mamá ya lo había leído. Me dijo: “laberíntico, eh”, como diciendo que quizás era posible que uno perdiera al lector en el medio. Si bien es más fácil perder al lector en un cuento largo que en un cuento corto, confío en que si a mí me interesa, al lector también le va a interesar, o por lo menos a algún lector.

¿En el último de Tres Cuentos, “El diablo”, trabajás con el género terror?

MR: Ese cuento parte de otro que había empezado a escribir hace diez años y que no había terminado. En realidad, le entregué a la editorial los dos primeros y dijeron: “está muy bueno pero sería mejor tener tres”. Entonces empecé a mirar el material viejo y me gustó una escena de violencia que hay al principio, la de un tipo que muele a golpes a un colectivero, que es una escena que presencié una vez. Me gustó la idea de seguir un poco con esa violencia más oscura.

“Eliana Goldstein” es el que nos pareció más fuertemente cómico, más desopilante.

MR: Ese es el más clásico, quizá, de comedia pura. Ese cuento termina en Comodoro Rivadavia. La chica se va con el tipo que le hizo la compra del PH y están ahí y termina con la empanada de tofu. Disfruto con ese final, la libertad de hacer eso, es como poder hacer cualquier cosa.

Algo que podemos ver desde Rapado

MR: Subir la moto al cuarto, hacer andar la moto adentro de la habitación, yo me quiero permitir eso. Es la lección de la comedia americana de los ‘30 y ‘40, todo es posible. Los dos géneros en los que todo es posible son las comedias de esa época y la ciencia ficción. La ciencia ficción mucho no me interesa. Prefiero tomar una faceta de la comedia y hacer cosas un poco más oscuras, destellos de comedia.

Esa alternancia entre destellos de comedia y oscuridad está, por ejemplo, en la escena de Los guantes mágicos en la que Vicentico intenta abrir todos los Renault 12 que encuentra en la calle, quizás no tenga un sentido lineal y preciso…

MR: Me gustó el Renault 12 como imagen, me gustaba verlo a Vicentico manejando el Renault 12 y de ahí salió la idea de la película, imaginándolo a Vicentico de remisero. Manejando un Renault 12 que era un coche que ya en ese momento estaba un poco desfasado. Sin embargo, vengo acá [Miramar] y veo cantidad de Renault 12. Me gustaba la idea de que extrañara a su coche. Escuché muchos comentarios al respecto pero en algún punto es la película que más se emparenta con la comedia aunque en los últimos veinte minutos se va para otro lado y eso desconcierta.

Volviendo a Dos disparos. ¿Por qué viniste a filmar acá, qué encontraste?

MR: Cuando empezamos a buscar locaciones anduvimos por toda la costa y acá encontré las que más me interesaban. Tengo como locación un departamento medio detenido en el tiempo, una casa medio alejada y después la playa desierta. Mi papá tuvo un departamento en el edificio Playa II y durante muchos años vine con él a veranear acá. El departamento en el que filmamos es como si fuera el mismo al que yo venía. Siempre filmo y escribo sobre cosas que conozco. También tuve un cuarteto de flautas dulces. Encontré un papelito con los nombres de los integrantes del cuarteto que yo tenía y uno de ellos se llamaba Peter como uno de los personajes de la película. Está lleno de esos elementos porque trabajo con ese material; venir acá era un poco natural pero en mi película no aparece Miramar como lugar de playa, es un lugar en la costa, no se la nombra. Hay muchas cosas biográficas en todo lo que hago pero nada de lo que hago es autobiográfico.

Entrevistadores Arriba

Martín Pérez Calarco (Buenos Aires, 1982). Profesor en Letras por la UNMdP, Becario Doctoral de Conicet, ha escrito sobre las Memorias y Diarios de Adolfo Bioy Casares y la narrativa de Fabián Casas y Martín Rejtman; actualmente investiga las proyecciones contemporáneas del Facundo y el Martín Fierro en literatura, cine y rock.

Flavia Garione nació en Capital Federal en 1990. Estudia Letras en la UNMdP. Participa en la organización del Festival de poesía de acá, Mar del Plata y coodirige los sellos editoriales Luz Mala y Honesta. Publicó Museo local (Sacate el Saquito, 2012) y Mi mente es como un dj malo (Ediciones Neutrinos, 2013).

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ISSN 1853-1814 - Nº16 - Abril 2014 - Publicación cuatrimestral

jueves, 18 de mayo de 2023

dia 4

Me sacaron sangre esta mañana. Le pregunté a la enfermera cuál de los dos brazos quería. Les miró las venas verdes explotadas de sangre y me dijo ¡wow me sirve cualquiera de los dos! Entonces elegí vos y eligió uno, el de las venas mas explotadas y verdes fosforescentes.

Después me fui a tomar un café a niño zanahoria, un café cool del barrio de guemes. En el mostrador pedí lo clásico: café con medialuna, y la tarada de la cajera me dijo que ahí eso no existía, que ellos tenían latte y croissant. Además me lo dijo en un tono muy mal educado que me cayó pésimo. Nunca más voy a volver a ese café, ya van dos veces que lo digo y después me olvido y vuelvo.

Me senté a leer la novela El yanqui de Delfina Korn, es buenísima. Una mezcla de Dalia Rosetti y Alejandro López. Aunque más de mi generación, claro. Buenísima, la estoy por terminar.

Hace mucho no leía una novela,bah..

Luego pilates y las señoras que van conmigo dicen que pilates no es lo que era antes, que ahora en pilates te dan masa y te hacen hacer de todo, acrobacias y piruetas y con música estridente de boliche. Dicen que antes pilates era más yoga. Yo pensé que todo apunta a la intesificación de la sensación, por eso cada vez todo es más y tiene más de todo y que eso no puede seguir así porque un día vamos a explotar.

Pilates me hizo feliz y después llegué a casa hice una tarta que salió re mal y me puse un cacho de la serie de los ricos multimillonarios que para mí está basada en la familia Macri, millonarios muy imbeciles y deshumanizados y además ignorantes. Después siesta microsiesta oriental y café con chocolate.

Tesis. Mariano y Ana respondieron el mail y lograron dar con los detalles de ese evento perdido en el 2006. Eso sumó una nueva nota al pie que quedó muy bonita y con mucha información y así ya voy 34 páginas. El capítulo tiene que tener más o menos 50 aprox.


Ah! después casi choco pero al final no, gracias a mi pericia de conductora y un trapito me felicitó por manejar tan astutamente y aproveché para descargar mi ira contra el otro conductor y le dije fuck you forro, porque estaba fumado y casi me hace mierda. 

Ahora puse una lista de música que armé cuando tenía 19 años pero que había perdido, chichi encontró un cd que yo le había regalado y a su vez me lo regaló para mi cumpleaños. Y es re loco porque toda esa música está en la memoria de alguna manera, incluso cosas que no escuché nunca más. Puedo hacer la batería de todos los temas casi sin errores. Entre ellos este tema que no escuchaba hace mucho, que deep para una chica de 19 años mente de anciana



miércoles, 17 de mayo de 2023

día 3

Algo de neblina por la mañana.

Fui a la casa que arreglan pantallas de lámparas. Sus precios son de 1999. Toda la casa está llena de lámparas y de pantallas.

Volví caminando. Pasé por supermercado disco.

Compré galletitas para celíacos. Un paquete vino en mal estado, así que hice la denuncia en atención al consumidor.

En veinte días me van a mandar varios paquetes "de cortesía".

Hoy es el cumpleaños de Joaquín y me dijo algo sobre la fuerza taurina, pero yo no me sentía con demasiada fuerza. 

A las 6 de la tarde apareció la fuerza taurina en formato de escritura pero duró poco.


martes, 16 de mayo de 2023

día 2

Me levanté 06:45 para ir a dar clases. El auto estaba cubierto por un líquido frío que no llegaba a ser escarcha y lo tuve que retirar con servilletas mientras dejaba el auto encendido para que se calentara. Fui manejando despacio hacia la facultad porque es el horario loco, todxs salen a trabajar o a dejar hijxs en escuelas y andan manejando dormidos rápido y de mal humor. Intenté sintonizar radio con vos y recién pude hacerlo cuando estaba llegando. Así que me quedé estacionada escuchando un rato las noticias. Tenembaum cada vez me cae peor pero su voz familiar (seguramente algo de la infancia) me da una cierta paz mental. Escuché que porteños se horririzaban porque en Neuquén hay gente sin gas frente a Vaca muerta. Gente sin gas frente al gas. Después fui a firmar y a buscar el proyector a bedelía. Como el cable hdmi no funcionaba tuve que pedir que me ayudaran. Justo estaba explicando algo así que no pude decirle gracias al bedel y eso me dejó con la palabra en la boca. No me gusta no decir gracias cuando alguien me ayuda. Antes sí, era muy mal educada y pensaba que decir gracias era algo así como humillarse. Un día un amigo me dijo que le parecía muy mal educado que no dijera gracias por nada y pensé que tenía razón y que, en verdad, me debía a lxs demás. Desde ese día me sentí muy agradecida y ahora tengo una obsesión con decir gracias gracias gracias muchas gracias, de verdad gracias. 

Después Fernanda vino a buscar la llave de Luciana así que me vio dar clases, que es casi como que te vean desnudx. Dar clases es que te vean desnudx. 

Ahora mismo la vecina está escuchando "Ave de paso" de Sandro y yo me estoy por poner con la tesis. Ella escucha "Imagine" y despues "Ave de paso" mientras baldea la vereda. Sandro dice en Muchacho que todo es amor, la lucha del dorado por no morir y las ramas del sauce acariciando el agua. Eso me hace pensar en otras formas del amor. En la siesta de hoy soñé que tenía 28 años y me desperté muy confundida sin saber quién era y qué edad tenía (sólo por unos segundos). Recordé que hace unos pocos días fue mi cumpleaños número 33 y no entendí qué había pasado en el medio ¿un largo sueño? ¿un chiste? ¿una máquina del tiempo?




lunes, 15 de mayo de 2023

día uno de una semana sin instagram ni twitter

ayer decidí no usar redes por una semana. me encantaría hacerlo con whatsapp (sé que eso sería realmente extremo) pero ahí aparecen muchas demandas del mundo del trabajo. y la verdad es que tampoco me volví loca. esto es como un experimento y este es mi primer día. ayer, antes de tomar esta decisión, publiqué un video que grabó pablo en mis historias. en el video estamos bailando "i wanna dance whith somebody" de whitney houston con rocío en mi cumpleaños número 33 y puse algo así como "cuando todxs se fueron de la fiesta pero vos y tu amiga están en su propio videoclip". eso fue lo último y si alguien comentó algo no voy a poder verlo hasta el domingo que viene. 


la temporalidad se vive diferente. en un tramo de día fui a pilates, puse un lavarropas, tendí la ropa (toda de color negro), cociné, corregí un artículo y ahora me puse un rato con la tesis. miento, encontré un disco de beethoven (sinfonía 7) que había sido completamente arruinado por la humedad y lo lavé con jabón blanco para sacarle los hongos y las tapas que se le habían pegado. después lo puse sin esperanzas de que sonara y acá está sonando. increíble. todo esto gracias a que no me distraje con internet. amo internet pero en el último tiempo las personas en internet me confundieron mucho. en pocos días me peleé con una prima por unas publicaciones transfóbicas que había subido. una discusión muy subida de tono en la que ella intentó utilizar sus herramientas de psicóloga para decirme unas cosas muy deep web que por suerte no me afectaron. también un hombre me hizo orbiting y yo no me di cuenta hasta que la misma internet inventó el concepto. después fernanda vio cómo alguien que le hacía orbiting a ella se lo hacía a otras personas. no hace falta que acá explique el orbiting porque es algo muy de moda que está dicho en todas partes. y sin ánimos de clasificar a las personas como orbitantes o no orbitantes no quiero tampoco echarles toda la culpa.  

viernes, 12 de mayo de 2023

 ¡Cómo cambia el calendario!, ay, ay, ay

Cambia todo en este mundo, ay, ay, ay
Ay, ay, ayAy, ay

coyas duros

 estoy investigando una banda de punk jujeña que se llama los coyas duros y mañana cumplo 33 años, la edad de cristo. hoy internet me mostró un video de una entrevista que le hacen a spinetta a los 33 y él dice que se siente joven, muy polenta de cuerpo y de mente. algo parecido siento yo, muy entusiasmada con el festejo y el porvenir. después internet me mostró un video de ofelia y me dio esperanzas y también de unos jóvenes panaderos que compiten por tik tok para ver quién saca mejores panes. a pesar de que internet nos destruye también le da voz a un montón de personas que no la tenían y eso me da esperanzas en relación a internet, a pesar de que sea el sistema de control del capitalismo y el centro de consumo más grande y una gran adicción y poder sobre nuestras mentes, me siento esperanzada. 

jueves, 27 de abril de 2023

hacer un disney

 Hoy en un café un tipo le eviaba un audio a alguien que estaba "afuera" y contaba que en estos días viajaba para "hacer un disney" y que el país era inviable porque el dólar estaba 500 pesos. Pensé que esos dos núcleos de sentido en un mismo enunciado definían algo del sujeto argentino, o de un tipo de sujeto argentino y anoté la frase "hacer un disney" en mi cuaderno. También se me ocurrió pedirle la hora al tipo, así que le pedí la hora "disculpame, tenés hora?". Creo que lo desconcerté porque ya nadie pide la hora en estos tiempos, todos tienen hora en el celular. Me levanté y me fui a caminar por el shopping. Compré una colita de pelo y dos hebillas color borgoña, total $1200 pesos. Después fui a luli, la chica de las uñas y decidí pintarme de ese mismo color borgoña las uñas, para que combinara con las hebillitas. Le dejé debiendo $500 que le transferí después. Volví en bicicleta y me bajé en las cuadras de subida y así mismo me insulté a mí misma diciendome "floja" y "puta vaga". Me quedé pensando en el mensaje que mandó agustina hoy sobre lo que dijo moria casan acerca de que el clítoris es un pene vanguardista. Sentí que moria tenía razón y me imaginé a mí misma con un pene vanguardista y a todas las mujeres y me pareció muy bien. Aunque las chicas comentaron que era bizarro. Siempre moria me cayó de 10 y en general estoy de acuerdo con las opiniones que tiene, no siempre pero en general sí. Y su libro Memoria siempre me pareció un buen libro, mejor que muchos libros que supuestamente están buenos. 

Ahora, por ejemplo, estoy dilatando el tiempo para no corregir un artículo que tuvo dos evualuaciones. Una bastante buena que me dijo que el artículo es interesante y me recomendó leer un libro de César Fernández Moreno que salió en 1972 y parecía que el artículo le había entusiasmado.

El evaluador 2, en cambio, me destruyó completamente y no logro reponerme, me bajó bastante el autoestima y me hizo sentir lo mismo que sentí cuando bajé de la bicicleta "floja" y "puta vaga". De todos modos, como siempre, lo terminaré haciendo. Siguiendo sus sugerencias a medias o más o menos y continuando con la vida como hasta el momento. Ipi no me quiere atender el teléfono y Luciana expresó que le parece una picardía no escribirle a una ex amiga que se borró hace tiempo y se comportó como un ser humano nefasto. Ayer fuimos a comer pizza y pedimos dos pizzas y en un momento el camarero cambió por otro camarero y aunque parecía el mismo chico, algo había cambiado. Yo misma había cambiado, casi no me reconozco en las fotos del año pasado y más que lo físico, lo que cambió es mi mente. Me siento realmente otra persona. Siento que cada día que pasa me transformo en payaso y voy de viaje hacia la locura. Sin embargo, soy bastante funcional. Doy clases en la universidad y en la pausa me compro un café y una medialuna.