jueves, 22 de diciembre de 2022

hola mente chau mente nos vemos mente hasta luego mente hasta la próxima mente


Me puso contenta soñar que volaba otra vez. Salía de la facultad volando bajito y con mucha dificultad hasta que lograba meterme por una ventana en una casa para hacer fechorías.

La otra vez soñé que volaba arriba del océano de mejor forma, más derechita y con más control de vuelo.

Hace mucho soñé que volaba y que me escondía entre las ramas de los árboles porque unos nenes me querían tirar piedras.

La otra vez soñé que me movía por mi casa volando al ras de techo.

El otro día cuando salí a correr en la vida real me di cuenta que hay un micro segundo en el que sí estoy volando, cuando las zapatillas no tocan el suelo y después el otro pie vuelve a apoyarse.

Una de las canciones que más me gustan es vuela vuela no te hace falta equipaje de Magneto. Hoy leí que esos grupos mega producidos en estudios de grabación tuvieron muchos problemas para tocar en vivo, porque no sabían cómo hacer.

Por eso la canción dice vuela con tu mente y no te preocupes por lo que no te salga en la vida de todos los días. Por ejemplo, nunca sabré armar cigarrillos o distinguir la derecha de la izquierda, que es algo que en teatro me avergonzaba y ni que hablar cuando iba a danza contemporánea a los 13 años.

Cuando empecé a manejar a veces imaginaba que piloteaba un avión y no un automóvil pero tampoco entendí cuál era la derecha y cuál era la izquierda, creo que es una falla de mi cerebro con la que tendré que vivir.

Como no saber hacer una torta. Insistí millones de veces y miré tutoriales pero no me salió nunca. Por suerte hay cosas que sí me salen, siempre me sentí ágil y siempre pensé que quizás si practicaba mucho podía volar un poquito al menos, pero no muy alto porque tengo vértigo.

Creo que el cerebro me dio mucha conciencia del peligro y del vértigo, a la vez me hizo un poco osada pero cuidadosa al mismo tiempo, con un nivel de paranoia más o menos medido (me doy cuenta cuando dispara sin límites y me pongo un freno a mí misma, como los camiones). También soy torpe, entonces el vértigo me cuida muchísimo de golpes y caídas y me hace advertir la fragilidad de los materiales (para no subirme a una escalera enclenque y mal hecha).

Con 32 años nunca me quebré el cuerpo o el cráneo, nunca tuve un accidente grave o una enfermedad tremenda, así que toco madera. Tampoco tengo hijxs, así que solo me tengo que ocupar de un solo cuerpo.

Mi amiga ipi hoy me llamó y me dijo que está desesperada por saber de su caballo que vive en la Argentina y que no tener noticias de él es como no tener noticias de un hijo, que ella no tiene hijos y su caballo es un hijo o más importante, dijo, más importante que un hijo, es todo para mí y no me importa ver a nadie más que a él.