martes, 14 de mayo de 2019

14 de mayo



Ayer fue mi cumpleaños número 29 y estoy viviendo en un embudo de exigencias
y quiero salir de ellas, como salir de un túnel color piel con finas telas de seda.
Estoy muy cansada de llamar a teléfonos para que me paguen
y que me atiendan mal por pedir algo que me corresponde
llamar a teléfonos para que me vengan a arreglar la casa
llamar al remis trucho porque no llego a trabajar
dar buenas clases siempre
que estén ordenados
que se diviertan
que no toquen el celular
ser excelente excelente
recibir llamados del banco provincia y tarjeta naranja a toda hora
Y así, en lo que pareciera ser un embudo de infelicidad y exigencias
se suma otra más, la exigencia de ser felices y de tomarse todo con humor
¿Saben qué me parece?
Que esa es otra exigencia más y además una perversión.
Hoy alguien me dijo ¿Por qué no te relajás?
Y tuve ganas de tirarlo por la ventanilla del auto
aunque quizás es algo que aconseje bastante
perdón
porque ahora, además, también hay que vivir relajada
Y no exigir nada
y no quejarse nunca
y hacer todo bien
y estar siempre felices
y sacrificarse sacrificarse
romperse el alma
y una amiga dijo, estoy harta del sacrificio
es algo muy estúpido y creo que es argentino
mi bisabuela ahorraba todo lo que ganaba
y lo escondía en pequeños bolsillos
nunca se dio un gusto
no se compró la guitarra que deseaba
y jamás viajó
cuando se murió encontraron
billetes por todas partes
billetes que ya no servían
quizás ella pensaba que se estaba sacrificando por algo
o por alguien
pero no me pidan que me relaje.