sábado, 5 de septiembre de 2020

Enfrente de mi casa

al lado de la fábrica de pastas

para yonkis de las harinas blancas,

había un salón de fiestas.

Se llamaba "upalalá"

y ahora quebró por la 

pandemia,

Ya no están permitidas

las fiestas ni los bailes

y está prohibido

festejar el cumpleaños.

Todxs lxs invitadxs 

podrían enfermarse

y morir en el acto.

Incluso la fiesta en sí

como concepto

adquirió una connotación

negativa, como algo

que incita a la violencia.

Paso por upalalá

todos los días

tiene cartel de alquila

pero todavía puede verse

la máquina de karaoke,

los inflables,

cajas de vinos,

botellas de cerveza vacías, 

cotillón de carnaval carioca

desperdigado por el suelo.

los neones apagados,

bolas de boliche

proyectan unos rayos plateados

minicuadraditos.

Una cabina para 

sacarse selfies

con amigxs y otra de dj.

Fantaseo entrar

como un espía 

por la noche

y hacer de la ruina

mi propia fiesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario