martes, 3 de diciembre de 2019

Miro la cortina floreada y caen lágrimas sobre el whatsapp


Recuerdo lo enamorada que estaba de Facundo, mi primer novio. Un día me cortó, lo recuerdo perfectamente. Fue un acontecimiento, un golpe al orgullo. Yo tenía que ir a la escuela y caminé a la madrugada como una autómata entre los autos.
Recuerdo un día en la habitación de Ipi, que estaba frente al mar. Escribí en un papel “Facundo te amo” y lo solté al viento. Pensé que con ese acto de magia iba a volver a mí. Lloré muchísimo. Luego se invirtieron los papeles. Era él el que me venía a buscar a mi casa. Ya no me interesaba. Me parecía alguien feo, patético. Recuerdo que lo miraba desde la ventana de mi pieza como a un extraño “decile que no estoy”. Tenía un sweater de lana azul que me parecía horrible. Su cuerpo demasiado grande, algo alienígena. Luego me fui de vacaciones a la casa de mis primas, conocí otros novios. Volví en otra, todo el día chateando. Un día me citó en el banco de una plaza, quería volver. Le dije que no. "¿Por qué me hiciste esto?" Realmente no sabía por qué. Ahí entendí que el amor era irracional como las palomas, con sus movimientos robóticos, hipnóticos y sus caras estúpidas. Nunca más lo volví a ver. Ahora tiene un hijo y no sé qué más.
Luego con el otro novio fue todavía peor. Un día me dijo puta y me fui furiosa de su casa. Juré que volver con él iba a ser como retroceder en el tiempo. Dejé de atenderle el teléfono y me puse a salir con el que iba a ser mi siguiente novio. Llamaba a todas horas, estaba obsesionado. Luego me obsesioné yo y comencé a llamar. Me decían que no estaba. Lloré algo así como dos días. Un día vino a mi casa y miramos videos que habíamos grabado juntos. También lloró. A veces me hacía historias en mi cabeza pero nunca eran historias de volver a estar juntos. Las cosas iban para adelante. A veces encontraba cartitas entre los libros y lloraba un poco, como se llora a una abuela muerta. Luego me olvidé de las caras, lentamente se construyeron en mi mente como seres abstractos, fantasmales. Ya no puedo recordar nada de mí misma en esas épocas. 

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