martes, 19 de febrero de 2019

Se escuchan gritos de chicas


un audio que todavía no escuché
y que no sorprende ni un poco
seguro diga “buen día” y “cada vez falta menos para vernos”,
pero una chica que no conozco me dijo:
“se escuchan gritos de chicas por las noches”

                                                                        ¿Vos los escuchás? ¿Todavía los oís?

¿Escuchás cómo retumban en las plazas y paradas de colectivo,
en las bicis, en los fondos oscuros de los puertos, los bares,
y en los descampados de luciérnagas y cascarudos?

se escuchan gritos de chicas por las noches
y no únicamente en esta ciudad,

cuando los escuchan nadie sale de su casas
se quedan como encerrados
a pesar de que es verano
a pesar de que sean las 11 de la noche
y haya familias que salen de la mano a tomar helado.

También vio una mano que no gritaba,
atravesó la ventana abierta como un rayo
firme y decidido
como un baile silencioso de conejos hechos con lana.

Se escuchan gritos de chicas.
Sí, se escuchan efectivamente gritos de chicas,
de caracoles cuando se los están por comer,
ranas que gritan como gatos en las acequias
y tortugas nadadoras que también gritan,
en las zanjas de los barrios,
barrios que los gobiernos jamás van a sanear,
ni arreglar, ni a iluminar
brillan con la luz de la luna rojiza del atardecer,

porque el grito de una chica no está hecho de palabras,
es de fuego y sale de la mente,
una fogata hecha con cajones de verdulería
y que nunca se extingue.


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