lunes, 25 de febrero de 2019

Más me vale salir de este día



Soñé que tres hombres adolescentes querían entrar a mi casa de San Antonio de Padua y yo cerraba con llave una puerta de vidrio y llamaba al 911.
Por fin estoy sangrando. Doy vueltas por mi casa sucia y desordenada, hoy pagué sus impuestos.
Hoy pagué sus impuestos con la plata que dejó mi tío cuando estuve en Uruguay.
Parece que finalmente voy a licenciar las horas del colegio del campo. Hoy fui con dolor de ovarios, de mal humor, habiendo dormido poco. Todas las conversaciones sobre la organización del colegio me parecían pelotudas ¿Qué mierda hago acá? Por qué no se callan! Y a cada rato las ganas de ser normal, de que me importen los cuadernos de comunicaciones y el equipo de orientación.
Sólo hice una intervención que no entendió nadie sobre el fondo y la forma, de que son inseparables y de que el contenido no se desprende como una uva del racimo. Dije, entiendo mucho lo que quiere decir Marta sobre no ser corregida en la mesa de examen por esta psicóloga que debería ver menos series y leer más. Seguro quedé como una boluda engreída de mierda.
Como me dijo el otro día Pedro. Me dijo que la verdad yo le había caído muy mal en el asado y yo le dije, creo no haber hecho nada para caerte mal. Es más, ese día estaba simpática. Me dijo que le caí mal porque me aburrí de los juegos grupales y me fui a hacer la mía. Además, me dijo, parecés una piba de familia de alcurnia.
Nada que ver, nada más lejos que eso. Soy hija de docente y vengo de una familia trabajadora. La verdad deberíamos recibir menos castigos de la sociedad por ser como somos. Las reuniones de docentes no pueden durar cinco horas. Se debería contemplar que te vas de una escuela. Voy a extrañar la escuela del campo y las nubes de polvo que me envolvían al entrar. Seguro estas nubes de polvo me generan un montón de puntos negros en la piel. Seguro nunca me quisieron mucho pero alguien seguro que sí. Como ese nene que no hablaba pero que me regaló una taza con un corazón. Un corazón que con el agua caliente se ponía rojo y que cuando se enfriaba se ponía negro. Yo creo que algo me quiso decir con eso.
¡Oh personas que tenemos el corazón negro! ¿Habrá algún paraíso negro para nosotros? ¿Con caballos negros y templos negros? ¿Un paraíso de muñecos de nieve negros en el que nos entiendan?



1 comentario:

  1. Parecés de alcurnia y no jugaste al mundo de la amabilidad... por eso me caíste mal. Si vos te merecés un paraíso negro yo me merezco uno absolutamente blanco, por boludo.

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