sábado, 1 de septiembre de 2012


La vida es tan aburrida que por eso la gente escribe. Pasan diez días y hay tan pocas cosas para decir. Cara a cara con tus amigos te cuentan una historia “por favor decile al parquero que plante las plantas de primavera” o “no se olviden del maní, no conseguimos droga esta vez”. Estoy como para sentarme afuera, hoy que hace calor, y decir: hasta acá llegué, manejen mis destino y listo. El sábado que viene voy a hacer una excursión por las sierras, tengo que ir en bicicleta y cruzar una estancia privada, para llegar a una fábrica de agua mineral abandonada. Llevo carpa para dos pero vamos a ser muchos más. También hay animales salvajes como chanchos, lagartos, y ciervos. La fábrica es de 1930 y está abandonada desde 1960. Las máquinas y las botellas todavía están ahí. 

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