La
vida es tan aburrida que por eso la gente escribe. Pasan diez días y hay tan
pocas cosas para decir. Cara a cara con tus amigos te cuentan una historia “por
favor decile al parquero que plante las plantas de primavera” o “no se olviden
del maní, no conseguimos droga esta vez”. Estoy como para sentarme afuera, hoy
que hace calor, y decir: hasta acá llegué, manejen mis destino y listo. El sábado
que viene voy a hacer una excursión por las sierras, tengo que ir en bicicleta
y cruzar una estancia privada, para llegar a una fábrica de agua mineral
abandonada. Llevo carpa para dos pero vamos a ser muchos más. También hay
animales salvajes como chanchos, lagartos, y ciervos. La fábrica es de 1930 y
está abandonada desde 1960. Las máquinas y las botellas todavía están ahí.
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