sábado, 15 de septiembre de 2012




¿Cuándo va a ser el día en el que me paguen por quedarme a leer en mi casa? Tengo un sentimiento de inutilidad en relación a mi vida y se inició hace mucho. Cuando iba a la escuela de estética era la más inútil del grupo. Teníamos que hacer morteros indígenas y el mío era el peor, estaba torcido. Simplemente yo me esforzaba, pensaba en la vasija ya hecha, perfecta, una vasija aborigen derecha, era mi sueño, mi ambición.  Imitaba las técnicas de mis compañeras ¿cómo era posible que el chorizo de arcilla no saliera igual? Inspiraba un poco de tristeza en mi profesora de dibujo tridimensional. Sin embargo, yo lo intentaba con todas mis fuerzas. Bueno, ese es el sentimiento de inutilidad que me acompaña cada día, el de la no virtud. En la exposición de vasijas mi mamá reconocía la mía porque era la peor de todas ¿qué hace un ser humano cuando no tiene talento para nada? ¿Se arroja al vacío? ¿Envidia a la gente virtuosa o se dedica a ganar dinero? Viajar, dice mi mamá, no te hace especial ni te cambia la vida. Eso lo pude comprobar en muchas personas que volvían de los viajes peor que antes. No tenían ni más ni menos conciencia social que el resto de las personas. La conciencia social no sirve para nada; tampoco sirven de mucho las vasijas indígenas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario