¿Cuándo
va a ser el día en el que me paguen por quedarme a leer en mi casa? Tengo un
sentimiento de inutilidad en relación a mi vida y se inició hace mucho. Cuando
iba a la escuela de estética era la más inútil del grupo. Teníamos que hacer
morteros indígenas y el mío era el peor, estaba torcido. Simplemente yo me
esforzaba, pensaba en la vasija ya hecha, perfecta, una vasija aborigen
derecha, era mi sueño, mi ambición. Imitaba las técnicas de mis compañeras ¿cómo
era posible que el chorizo de arcilla no saliera igual? Inspiraba un poco de
tristeza en mi profesora de dibujo tridimensional. Sin embargo, yo lo intentaba
con todas mis fuerzas. Bueno, ese es el sentimiento de inutilidad que me
acompaña cada día, el de la no virtud. En la exposición de vasijas mi mamá
reconocía la mía porque era la peor de todas ¿qué hace un ser humano cuando no
tiene talento para nada? ¿Se arroja al vacío? ¿Envidia a la gente virtuosa o se
dedica a ganar dinero? Viajar, dice mi mamá, no te hace especial ni te cambia
la vida. Eso lo pude comprobar en muchas personas que volvían de los viajes
peor que antes. No tenían ni más ni menos conciencia social que el resto de las
personas. La conciencia social no sirve para nada; tampoco sirven de mucho las
vasijas indígenas.
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