domingo, 30 de diciembre de 2012


Hombres musculosos sin remera jugando con una pelota de tennis gigante

Hoy vino a comer Mercedes. Preparé milanesas caseras y ensalada naturista. Trajo porro, fumamos y se fue a dormir siesta a la casa. Después de fumar se me ocurrió hacer lemon pie. Como es domingo dudé, pero me di cuenta que el chino debe estar abierto porque mañana es año nuevo y no pueden perder ventas. Cuando estaba en la fila para pagar, el hombre que estaba detrás de mí me dice al oido: “¿vas a hacer torta hoy?”. Evidentemente había estado observando mi carrito: los huevos, la harina leudante, los limones, la manteca. Era demasiado obvio. Sí, le dije, lemon pie. Ayer me pasó algo parecido. Estaba ayudando a un amigo a pegar carteles porque se le perdió su perro, y justo cuando estaba pegando uno en un poste, un hombre pelado de unos cuarenta años me dice cerca del oido: “¿se te perdió el perro en navidad?” casi susurrando. No, le contesté, se perdió ayer. Él respondió: “habría que matar a la gente que tira cohetes”. No le contesté nada y cuando me estaba yendo a otro poste, me gritó: “¡suerte ojalá encuentres el perrito!”. Fue tanto lo que caminé pegando carteles, que comencé a sacar una botella de agua de la cartera: una y otra vez. Una de las veces, sentí que algo se caía al suelo, pero tenía demasiado cansancio para mirar. A las dos horas me di cuenta: había perdido el celular. Volví al lugar donde pensé que se había caído algo pero no había nada. Cuando ya había perdido las expectativas, me fui a la plaza san martín: dos hombres musculosos sin remera, con shorts ajustados y anteojos de sol jugaban con una pelota de tennis gigante. Uno tira la pelota, mira hacia los costados para buscar la aprobación de las mujeres que los acompañan. En un momento de distracción, se cae al suelo. Se cae torpemente y en cámara lenta. 

domingo, 16 de diciembre de 2012


16/12/2012 20:41:33 cómo estar fuera del amor

Creo que a los once años se me paralizó el corazón y se me transformó en roca o en meteorito, piedra caliente. Desde ese momento ya no pude amar más porque me convertí en un animal. Entonces sólo puedo amar animales. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

lunes, 10 de diciembre de 2012


el texto de ines acevedo que salió como contratapa de museo local de sacate el saquito:

Una turista porteña emprende un viaje al litoral, pero no es fácil.
Museo local parece una mezcla de lo mejor del cine argentino de los últimos años: entre “Historias Extraordinarias” de Llinás y “El hombre robado” y “Rosalinda”, de Matías Piñeiro.
Con próceres, historias extraordinarias y el litoral, con el Océano Pacífico de Kerouac como motor, Flavia construye un mundo tangible en apenas tres poemas.
El libro encuentra así su perfecto lugar dentro de la poesía del agua, junto a Juan L. Ortiz, Viel Temperley, y Damián Ríos.


GRACIAS INES!!

lunes, 3 de diciembre de 2012


03/12/2012 17:09:46

Ayer, qué día loco ayer. Pelear con mis primas por la autopista y terminar todas llorando. Bajar del auto, tomar un taxi por entre ríos y tener la mala idea de decir: “la concha de la lora qué día” o algo así, y que el taxista me diga: “¿me lo estás diciendo a mí? Porque si me decís eso te bajo del taxi de los pelos”. Señor: ¿es necesario decir algo tan violento como eso en medio de una crisis nerviosa? No pensaba pagarle un centavo, no pensaba pagarle cuando me dijo “no te pienso llevar a ningún lado”. Siempre estoy tomando decisiones incorrectas. Me siento como la perdedora de un juego de televisión, como el juego de Fernando Bravo en los noventa, en el que la gente debía llenar un carrito de supermercado con comida en un tiempo cronometrado. Jugar con el hambre de la gente en plena crisis está mal. Todo el mundo sabe eso, pero tratar mal a una chica sólo porque se le escapó una mala palabra es inconcebible.