jueves, 2 de agosto de 2012

El pasto es mío querida




Como me gusta, cuando puedo, comprar con la tarjeta. El dinero virtual te hace sentir que no gastas tu dinero, sino que las cosas son gratis. Compré unos zapatos negros (que podrían ser perfectamente de mi abuela) maravillosos, y un libro para mi novio. Me gustaría quedarme con ese libro, pero es un regalo y un regalo es un regalo. Los regalos son maravillosos, en definitiva comprar nos hace felices a todos. Es una felicidad que dura un día o dos, o quizá sea sólo un instante.
Me gustaron unas guillerminas, pero mi papá me preguntó ¿sos psicobolche? Las guillerminas son para chicas psicobolches. Yo pensé: ¿unos zapatos definen tu personalidad? No sé no sé. Cuando estoy contenta no puedo pensar demasiado, pero ayer pasé por unos fichines y me acordé de un chico  que fue novio de mi prima hace mil. Un verano fuimos a la Lucila del Mar y el chico estuvo doce horas sentado jugando al Daytona sin parar. Cuando cenábamos hablaba siempre de tres cosas: de los fichines (el Daytona), de los aviones, y de los expedientes secretos x.
Ahora bien, hoy llego a mi casa con algunas bolsas y escucho que las vecinas de enfrente se están gritando: -el pasto es mío, querida en ten de lo,  yo lo corto es mío. La otra le responde: la vereda es pública, estás loca camilla de fuerza para vos locaaa, te voy a hacer una agujero con la denuncia que te voy a hacer, por loca por mala vecina. No sé  que onda pero si salen a comprar con la tarjeta se acaban los problemas. 

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