viernes, 20 de julio de 2012



Liniers es un paraíso

Tengo cosas nuevas: un cactus completamente nuevo, una palmera enana completamente nueva. Estoy muy orgullosa de las dos y espero, por favor Dios, que no se me sequen esta vez. En realidad, debería regalárselas a mis mejores amigas, pero no soporto comprar regalos para los demás y quedarme con nada. Siempre me gustó quedarme con los regalos de los otros. A veces, hasta he faltado a cumpleaños para quedarme con el regalo. En fin. Estoy orgullosa de mis dos plantas, y de mi regadera también nueva, que he decidido colocar como adorno. Es decir, será un objeto decorativo, no una regadera. Aunque estos pensamientos a mi mamá le parecen estúpidos, voy a persistir en esto. Deseo con todas mis fuerzas un jardín, como los que hay en la India o en Liniers,  con plantas exóticas carnívoras y no carnívoras. Imagino que mi vida será mejor si tengo un jardín así. Pero el problema son los perros. Hay que regalarlos o dejarlos salvajes por la calle, pero no pueden tocar el jardín. Lo que me molesta de los perros es que no saben apreciar la belleza de los jardines. 

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