Liniers
es un paraíso
Tengo
cosas nuevas: un cactus completamente nuevo, una palmera enana completamente
nueva. Estoy muy orgullosa de las dos y espero, por favor Dios, que no se me
sequen esta vez. En realidad, debería regalárselas a mis mejores amigas, pero
no soporto comprar regalos para los demás y quedarme con nada. Siempre me gustó
quedarme con los regalos de los otros. A veces, hasta he faltado a cumpleaños
para quedarme con el regalo. En fin. Estoy orgullosa de mis dos plantas, y de
mi regadera también nueva, que he decidido colocar como adorno. Es decir, será
un objeto decorativo, no una regadera. Aunque estos pensamientos a mi mamá le
parecen estúpidos, voy a persistir en esto. Deseo con todas mis fuerzas un jardín,
como los que hay en la India o en Liniers, con plantas exóticas carnívoras y no carnívoras.
Imagino que mi vida será mejor si tengo un jardín así. Pero el problema son los
perros. Hay que regalarlos o dejarlos salvajes por la calle, pero no pueden
tocar el jardín. Lo que me molesta de los perros es que no saben apreciar la
belleza de los jardines.
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