En
estos días pasaron muchas cosas. Fui a Tandil y tuve un sueño. Estaba con un
montón de gente en un salón blanco y nos estaban preseleccionando para ocupar
un cargo en una empresa. La gente estaba muy preocupada por quedar, y se
comentaban entre ellos todo lo que habían hecho (cursos, estudios, etc.) para
quedar seleccionados. Yo no había hecho nada así que no me tenía nada de fe, ni
me importaba. De una, aparece un tipo de traje y dicen mi nombre. Yo me
sorprendo porque no me interesaba el cargo ni nada, entonces voy a otro salón. Viene
un chico y me dice: quedaste, estas contenta?
Le
digo: no, no sé por qué me eligieron porque no hice nada bueno. Me dicen: tenés
una misión especial, privada. De repente aparezco en una selva, pero en una sierra, creo que es Tandil, y unas amigas me dice que tenemos que perseguir a
una rata que es un muy mala y que está haciendo mucho daño en la ciudad. La perseguimos por
la selva, la rata es gorda y puede hablar, a mí me da mucha lástima. La acorralamos y una
de las chicas tira a la rata por el precipicio, y la rata grita: aaaaaaaaay. Yo lloro y le digo: ¿era
necesario? Bueno, ahí aparecen un montón de motos voladoras. Me doy cuenta de que
es una carrera de motos, y las motos hacen acrobacias increíbles. Ese sueño lo
tuve en Tandil cuando me dormí en una roca arriba de una sierra. También había
subido a una aerosilla, un rato antes, y había llorado porque tengo mucho vértigo. En esa misma sierra, me hice amiga de un perro y comí queso
de Holanda.