Hoy
estuve en mi casa conmigo misma, y perdí mi amado esmalte negro, que tanto
dinero costó, porque es un esmalte especial que cuida las uñas y no las reseca.
Me da tanta bronca. Revolví todo. Me di cuenta de que el cajón de ropa interior
está re desordenado y que así se arruinan las cosas que más me gustaría cuidar.
Descubrí un corpiño viejo que es hermoso, y también guardaba un vestido de
novia miniatura de Barbie, que también es de encaje blanco. Todo esto viene muy
a cuenta porque mi amiga se compró lencería erótica blanca, como si se fuera a
casar o algo por el estilo. Yo definitivamente, no me quiero casar ni loca. Eso
es algo decidido. Pero más allá de estas cuestiones, Candela no llama hace más
de dos días y me preocupo un poco porque
el otro día se fue a la cancha a ver a Belgrano de Córdoba, y luego no supe más
nada. Por ahí la secuestró la barrabrava. Tampoco estuve escuchando la radio y
hoy no leí los diarios porque no me quería enterar de ninguna mala noticia. A la tarde, en la tele dieron una película de
un niño ciego que era un genio de la música. Sin embargo, trataba mal a todo el
mundo, y nadie se enojaba con él porque era ciego y le tenían lástima. Le
decían “Peter, todas las cosas maravillosas que te estás perdiendo, esta sala
magnífica con estas columnas de mármol”. Al final, la madre era una loca controladora
que no dejaba que su hijo se enfrente con el mundo. Mi mamá dijo que mi abuelo
no era ciego pero que podía tocar el piano con la luz apagada, como un don,
como el don de Peter que era genio de la música y trasmitía todo lo que no
podía ver ahí, con el piano. Como Stevie Wonder, Ray Charles, y Elton John (que
no es ciego pero no ve un pomo). Entonces es una constante que se mantiene en
el tiempo: ciegos genios de la música. La diferencia hecha virtud, el eslabón
roto, etc. La película, de todas maneras enseña que los ciegos no siempre tienen la razón. Eso
me hizo pensar que los pobres a veces tampoco tienen razón, y así muchas cosas
en la vida.
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