jueves, 24 de mayo de 2012


14/01/2012 0:51:18

Se me ocurre un relato que tenga como protagonista a una jubilada que va a tomarse la presión a la farmacia tres veces por día. Molesta tanto a las empleadas que un día directamente no le abren. Entonces la anciana rompe la vidriera con su bastón gritando: “tengo derecho a que me tomen la presión”.

Me compré un libro maravilloso de Hebe Uhart. Se ha sumado a mi lista de preferidos. R. me envió un mail desde Ecuador, en realidad, fue un texto muy breve el que escribió. Me decepcionó un poco. Dice que en Lima conocieron a unos argentinos que los invitaron a una casa en Ecuador. No sé, me llama la atención.

Algunas ancianas son crueles. Hoy baldeaba la vereda y una vieja con bastón me dijo que si se resbalaba me iba a costar caro.

18/01/2012 23:04


Hoy iba en el colectivo y me pregunté: ¿y si mejor no escribo nunca más? ¿Para qué escribir? ¿Para quienes? Etc. Pensé en eso durante algunos minutos, inmediatamente después comencé a pensar en posibles relatos. Uno era sobre una chica que había adoptado una estrella de mar como mascota. La medre le había advertido del peligro, pero a ella no le importaba porque le encantaban las estrellas de mar. Primero, cuando la estrella de mar es bebé, la mete en un vaso con agua. La estrella comienza a crecer, entonces compra una pecera. Así sucesivamente, la chica compra recipientes más y más grandes. Un día, mientras duerme, sueña que la cama está mojada, siente una textura rugosa y áspera tocando su piel. Se levanta y ve que la estrella de mar durmió con ella en la cama, y murió, porque no tenía agua. Es una estupidez, pero lo inventé yo. Es imposible no escribir nunca más.

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