2:20 AM
sin poder dormir pensando en dos cosas: las caras felices que deja el director
del colegio en el pizarrón junto con algún comunicado para docentes, y las
canchas de pádel. Una vez iba en colectivo
y me encontré a Gisele. Las dos nos reconocimos pero nos hicimos las que no nos
veíamos. Creo que miré por la ventana y después me bajé como si nada. Una vez
con Gisele fuimos al colegio juntas y éramos amigas, compañera de banco. Yo iba
a la casa y ella a la mía. Ella vivía en el campo y tenía una cancha de pádel en
la que jugábamos. Vivían en una casa antigua y se calefaccionaban con una
estufa hogar grande y de piedra. No tenían Internet, así que ella y sus
hermanos se divertían con los tétris y eran expertos. Ayudaban a los padres con
las cosechas. Había mucho monte y árboles de mandarina. Mucho silencio ¿Cómo
pasaban así los días? ¿En qué pensaban? Un día me di cuenta que ella y sus
hermanos eran como clones: pensaban lo mismo y actuaban igual frente a las
cosas como falsos mellizos. Me daba un poco de miedo ir a la casa en invierno.
Una vez inspeccionamos un caserón abandonado que estaba en medio del campo.
Crecían plantas en las ventanas y salían comadrejas de los muebles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario