lunes, 9 de noviembre de 2015

José Asunción Silva

Percibir bien la realidad y obrar en consonancia es ser práctico. Para mí lo que se llama percibir la realidad quiere decir no percibir toda la realidad, ver apenas una parte de ella, la despreciable, la nula, la que no me importa. ¿La realidad?... Llaman realidad a todo lo mediocre, todo lo trivial, todo lo insignificante, todo lo despreciable; un hombre práctico es el que poniendo una inteligencia escasa al servicio de pasiones mediocres, se constituye una renta vitalicia de impresiones que no vale la pena sentirlas. De esa concepción del individuo arranca la organización actual de la sociedad (...) ¡La realidad! ¡La vida real! ¡Los hombres prácticos!...¡Horror!... Ser práctico es aplicarse a una empresa mezquina y ridícula, a una empresa de aquellas que vosotros despreciasteis, oh! celosos, oh! creadores, oh! padres de lo que llamamos alma humana, que impedisteis con vuestras sublimes locuras que nuestros ojos iluminados por un resto de la luz que irradió de vuestros espíritus, no sean los ojos átonos de los rumiantes!


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