05/07/2014 19:05:44
Ayer me emborraché con una
botella de vino blanco en lo de los japoneses. Salí y dije cualquier cosa y
empecé a pensar en los hijos de la gente y en que debe ser muy extraño tener
hijos. Me quedé dormida con la ropa puesta y la luz prendida y me levanté así,
con dolor de cabeza: el cerebro dando vueltas y golpeando fuerte contra el
cráneo. Una de las imágenes de ayer, dos linyeras en la noche drogándose con
poxi. Dos linyeras viejos hundiéndose en su degradación en medio de la noche
invernal, con trapos en las manos, drogados. A la mañana hablé por teléfono con
amigas. Quiero que mis amigas sean felices y me preocupa cuando esto no sucede
o cuando hay problemas. Dormí todo el día. Soñé con R. Me traía una plasticola abierta
y me decía: “mirá, es salada, mirá es salada”. En una ciudad en la que no nieva
imagino copos de nieve, copos de nieve blancos que atraviesan la ventana y caen
en mi cabeza, livianos y fríos.
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