Los
perros más inteligentes del barrio
Keiko
era un perro inteligente, aunque era viejo y lo mataron dos pitbulls antes
de que empezara el verano. No era mío pero yo lloré porque era un perro vivo,
de esos que saben lo que hacen y venía siempre a comer a casa. Mi papá decía que Keiko era la reencarnación
de un perro negro que había tenido de chico, que por eso se quedaba en la
puerta y entraba al patio, pero para mí venía por la comida. La gringa era otro
perro del barrio que siempre nos seguía a todos lados, cuando nos trepábamos a
los árboles o cuando armábamos carritos con las ruedas de cortadoras de pasto
viejas. Era un perro vivo y te daba ambas patas y tenía cara de estar pensando.
Murió porque la atropelló un camión.
Después tuvimos a Confianza, una perra que estaba embarazada y un día
desapareció, no era tan inteligente pero rapidamente se hacía amiga. Enseguida
apareció Antena, una perra que siempre piensa, se destacó enseguida del resto.
Parece discriminación pero es así. Me seguía a todos lados y daba la pata, hacía
fiestas, golpeaba la puerta, y cuando le
hablás te mira a los ojos. Sabe como comportarse y no hace muchas cosas de
perro. Le tiene miedo a las tormentas y a los cohetes y se esconde debajo de
las camas.