07/11/2012
16:27:35
Rodrigo
se fue y volvió varias veces en el día y siempre cuando entraba yo estaba
sentada en la misma silla tratando de escribir un trabajo, en realidad estoy
leyendo blogs y tumblrs y me gustó mucho un poema, ya me olvidé de quien es,
que decía algo de un genio de la lámpara y los deseos de las personas. Si yo tuviera que pedir tres deseos pediría: 1) una almohada más cómoda 2) qué la
comida fuera gratis y que te la trajeran a tu casa 3) que me sirvieran sushi de
acá hasta que muera de vieja. Hay un deseo más íntimo y es el mejor de todos. Cuando
tenía nueve años estaba siempre sola en mi casa, y a las dos de la tarde venía
del colegio, me servía un plato con galletitas terrabusi, un vaso de leche
blanca y me sentaba a mirar ocho horas diarias de televisión. Todo el día
esperaba ese momento. Mi programa favorito era Entertainment, la vida trágica y
de excesos de los famosos, como por ejemplo la vida misteriosa de Linda Blair
(la nena que interpretó al exorcista). Pero el programa que de verdad me hacía
alucinar era el reloj de bernardo, que lo daban por dicovery kids. Era un niño
inglés que tenía un reloj mágico con el que podía detener el tiempo. La única
truchada era que lo tenía que usar de modo correcto y honesto, por ejemplo, no
podía estafar a alguien porque se lo quitaban. Me daba odio su honestidad y
pensaba en todas las cosas ilegales que podría hacer con un reloj como ese, en
realidad lo sigo pensando: lo que más quisiera es el reloj de Bernardo así podría
organizarme mejor.
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