martes, 9 de junio de 2015

Soñé que íbamos con mis primas a Brasil, no sé a qué parte de Brasil pero era Brasil. Llegábamos y era una ciudad más o menos lujosa, íbamos a la playa y del mar salían unos picos montañosos inmensos llenos de nieve. Había un camino para ir y empezábamos a caminar. También estaba mi tío Eduardo. El camino estaba lleno de árboles gigantes y de las ramas colgaban osos gordos que se dormían o se balanceaban, pero eran inofensivos. De repente nos caían víboras de los árboles y volvíamos a la ciudad corriendo asustadas. No sé cómo llegaba sola a un bazar muy antiguo, estaba como perdida, y una de las empleadas me ofrecía llevarme al hotel porque la calle era peligrosa. Me llevaba en su moto que era una miniatura pero podíamos subir igual perfectamente. Después estaba devuelta en Mar del Plata, en otro bazar, atendido por el hombre de la dietética. Remataban por cierre. Ahí me encaprichaba con una lámpara de pie que tenía muchos monos de cerámica. Obvio que a Rodrigo le parecía una ridiculez, pero yo insistía. Al final me robaba un portasaumerio con forma de rinoceronte.

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