Soñé
que íbamos con mis primas a Brasil, no sé a qué parte de Brasil pero era
Brasil. Llegábamos y era una ciudad más o menos lujosa, íbamos a la playa y del
mar salían unos picos montañosos inmensos llenos de nieve. Había un camino para
ir y empezábamos a caminar. También estaba mi tío Eduardo. El camino estaba
lleno de árboles gigantes y de las ramas colgaban osos gordos que se dormían o
se balanceaban, pero eran inofensivos. De repente nos caían víboras de los
árboles y volvíamos a la ciudad corriendo asustadas. No sé cómo llegaba sola a un bazar
muy antiguo, estaba como perdida, y una de las empleadas me ofrecía llevarme al
hotel porque la calle era peligrosa. Me llevaba en su moto que era una
miniatura pero podíamos subir igual perfectamente. Después estaba devuelta en
Mar del Plata, en otro bazar, atendido por el hombre de la dietética. Remataban
por cierre. Ahí me encaprichaba con una lámpara de pie que tenía muchos monos
de cerámica. Obvio que a Rodrigo le parecía una ridiculez, pero yo insistía. Al
final me robaba un portasaumerio con forma de rinoceronte.
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