Estoy comiendo una feta de jamón crudo cada media hora y me
serví un plato lleno de papas fritas porque estuve toda la tarde leyendo sobre
el bildungsroman, que así dicho parece cualquier cosa pero que significa novela
de aprendizaje. Hablando de aprendizaje, ayer fuimos a un boliche en constitución de gente de más de 40 que se llama Lord Synclair. Ahí aprendimos muchas cosas, como por ejemplo que los hombres de 50 años usan pantalón blanco o rojo y que saben bailar bachata. También que los dj de ese tipo de boliches ponen canciones enteras y que la gente es muy paciente y espera. Antes el boliche tenía luces de neón (lo que lo hacía más atractivo),
pero Melisa que vive cerca dice que encontró las letras de neón tiradas un día
que venía caminando. Todo esto derivó en las cosas que uno junta de la calle.
Cosas que se juntaron en la calle:
-un colchón para perro que se veía caro
-el libro de doña petrona en las vías del tren
-un muñeco con la cara quemada
-unos discos con canciones de boca juniors
-luciana se llevó a la casa una rampa para discapacitados
-mi mamá, una vez, juntó de la basura del vecino una sartén y un canasto de mimbre
-una vez junté muchas fotos que estaban tiradas en una
esquina y en una de las fotos estaba una prima
Me descostillé en "luciana se llevó a la casa una rampa para discapacitados". Las Bildungsroman siempe generan ansiedad.
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