viernes, 10 de noviembre de 2017

vivir en el campo

Salí del colegio y me tomé un remis rural para ir a visitar a mi mamá y a mi abuela como cada viernes. Casi siempre voy caminando, no es tan lejos. 
Hay que atravesar callecitas de tierra, descampados, autos abandonados, caballos sueltos que son pacíficos, casas en construcción, y pasar por la ruta. Cuando llegué no me abrió nadie. Insistí y grité pero nada. Entonces salté una pared, escalé un sauce llorón y trepé a una de las ventanas (cuando era adolescente y me escapaba siempre hacía eso). Bajé las escaleras en silencio. La mesa estaba puesta, el plato con el que me espera mi mamá y la botella de coca. 
Agarré un cuchillo. 
Salí a la vereda y por la loma, vi que venía caminando alguien a lo lejos, no pude distinguir si era mi mamá o un niño con delantal que vuelve solo de la escuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario