martes, 23 de febrero de 2016

el censor



Soñé que organizaba una lectura de poesía en mi casa y que todo era un desastre.
Tocaban el timbre, y la primera persona que llegaba era una ex amiga que me odia. Intentaba saludarla y me trataba mal, entonces le decía “andate” y ella decía que no, que no se iba a ir. La empujaba hacia la puerta pero siempre volvía. Por toda la casa estaba distribuida una especie de feria con objetos de diseño y ropa, y los locales eran atendidos por gente de la ciudad. Luciana vendía libros y Matías tenía un fernet en la mano. Había muchos poetas chilenos tirados en el piso haciendo una performance que me daba mucha vergüenza,  yo les pedía que la hagan al final y ellos no querían. Gritaban palabras como “aire, fuego, tierra, poder” y daban vueltas carnero. Cuando me tocaba leer, iba hacia mi biblioteca y empezaban a salir millones de fanzines y plaquetas de poesía y no entendía ninguno de los textos. Al final, me subía arriba de una mesa entre la gente, y aparecía un hombre extraño, igual al Karl Marx que me evaluaba con la mirada. Era un hombre ridículo, con barba larga, anteojitos, y vestido con ropa del siglo XIX. Mientras leía, el hombre ponía cara de enojado y de repente intervenía después de uno de mis poemas y me decía “un horror, no tiene ritmo, rima, estrofas”. Entonces yo me enojaba mucho, ya era el colmo, todo había salido mal, y le tiraba un vaso de coca cola en la cabeza. En ese momento, pude ver como se alejaba y desaparecía por la puerta como un fantasma.

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