Por un lado, la sensación estúpida de no haber hecho nada de
lo que me pueda sentir satisfecha u orgullosa. La necesidad de mostrarme en las
redes sociales y la inseguridad que me trae a veces están directamente relacionadas
con una inestabilidad en el proceso de escritura de los textos y el odio que me
produce seguir hablando de mi vida intrascendente y no poder cortar con eso. A
la vez, la urgencia de escribir y expresar cosas y el valor que me infunden los
textos que más me gustan, que siempre son de otras personas y la envidia y
admiración que me producen mis escritores y artistas preferidos. El ideal
siempre conduce a la posibilidad de hacer todo lo que esté a mi alcance para
ser como yo quiero, sin que me importe lo que digan o piensen los demás y
escribir cosas maravillosas para dejar de perder el tiempo en lo de todos los
días y en la paranoia. Al final, las cosas que pasan “todos los días“ me
producen tanto extrañamiento y me seducen tanto que quiero seguir insistiendo
con eso. Me gustaría: ser más disciplinada, menos ambivalente, luchar por lo
que quiero con insistencia, borrar el círculo social y meterme en la caverna de
la creación desenfrenada. Tener ideas y hacer lo que me gusta, poner lo mejor
de mí para sacar adelante mi lado fuerte y seguro de sí mismo que es un poco
monstruoso. Manejar la gran bola de sentimientos que se apodera de mi cerebro
desorganizado y peleador para establecer un control más equilibrado,
estableciendo a la fuerza como eje absoluto.
Yo creo que todos los escritores suelen escribir acerca de lo cotidiano. . . Depende mucho del disfraz.
ResponderEliminarLo cotidiano es hermoso
Eliminara mí me gusta lo que escribís. seguí escribiendo!
ResponderEliminara mí me gusta lo que escribís. seguí escribiendo!
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminarSí voy a seguir!
Gracias!
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