lunes, 21 de diciembre de 2015

De 1994 me queda un olor fuertísimo que venía del limonero del patio, el ruido de las chicharras en verano, la marca de los caracoles prehistóricos en las piedras, el ruido del agua mientras se llenaba la pileta, cucarachas voladoras a las que apodábamos "las rubias", y los juegos con mis primas, que casi siempre terminaban mal, muy mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario