A veces estoy tan contenta cuando voy a trabajar. Voy
escuchando música y me imagino un montón de películas y cosas de fantasía. No
importa si llueve o si hay personas que se comportan de un modo espantoso. Pero
hoy, este mediodía, cuando tuve que ir a la municipalidad a gestionar por mi propia
cuenta que me pagaran el sueldo, caminé por un montón de pasillos, subí y bajé
ascensores, y me perdí. Firmé un libro gigantesco. No entendí ninguna
instrucción y me trataban como una idiota. Un hombre con remera de boca estaba tirado en
el medio de unos de esos pasillos infinitos con escaleras y me dijo algo
intraducible. Una señora que limpiaba me ayudó y encontré la puerta de haberes
después de mucho tiempo. Fue la única persona amable en todo el edificio. En el
medio, pasé por cuartos extraños en donde los empleados comían comida de mcdonals
y se gritaban. Los empleados de las oficinas intentan decorar sus ámbitos de
trabajo con florcitas, fotos y cartulinas que tienen frases o refranes como “no
por mucho madrugar se amanece más temprano”. Después hay personas que no sé qué
hacen en la municipalidad, tienen chombas rosas, fuman, y caminan nerviosos
como haciendo manejes. En estos días estuve pensando mucho porque leí un
artículo de Aira en el que bardea la intimidad, y no estuve para nada de
acuerdo. Y es verdad una cosa que dice Uhart en una entrevista, es realmente un
bajón cuando a alguien se le nota mucho que quiere ser escritor. Quizás se
vuelva un poco pesado o deja de ser misterioso. También es verdad que a las
mujeres que escriben no les pasa tanto o por lo menos no se les nota.
jueves, 30 de abril de 2015
domingo, 26 de abril de 2015
PRIMERO, llegaron las cenizas del volcán. Con este gran acontecimiento y el terremoto de Nepal, los vecinos mayores de sesenta, que son la mayoría, creen que va a venir el fin del mundo y en la puerta están hablando de eso. Un lugar bueno de este edificio es la terraza. Hoy fui a buscar unas sábanas y se ve toda la ciudad ¿por qué querría mudarme de país o de ciudad? Se ve una línea de mar también. Quise llevar a la gata para que conozca (siempre está encerrada en el depto) y armó un escándalo en el ascensor. Se fue corriendo hasta que le abrieron la puerta de casa. Ella odia a todos los animales, ya tuvimos una vez un problema con el perro del D que se metía a mi casa aunque de manera pacifica. Un animal obeso que se llama Brisa, ya no lo vi más. Los dueños están locos, la mujer siempre me dice algo incoherente y yo le respondo que sí, que me parece bien. A veces pasan por el pasillo y pegan gritos de la nada. El hombre al principio me daba miedo. Ella tuvo hace poco un bebe pero ¡misterio! Nunca estuvo embarazada.
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