Me da miedo caminar sola por
calles oscuras a la noche, como cuando se está por largar una tormenta. Eso me
pasó antes de ayer al caminar por Colegiales. Llegué a lo de mi tía
aterrorizada porque el cielo estaba naranja y rosa con destellos amarillos. En
las cuadras largas y vacías corrí lo más fuerte que pude hasta que me encontré
con un grupo de deportistas de calzas metalizadas. Pensé que todos íbamos a morir
y que me iba a caer un rayo en la cabeza. Esa inestabilidad es la que siento
cuando pienso que voy a perder la escritura por un shock eléctrico o por un
cambio en el estilo de vida. Después estábamos por cenar y una ráfaga voló
todas las sillas de plástico del patio y entraron de repente muchísimas hojas y
el gato y el perro se fueron a esconder y yo dije “listo ya fue todo”. Empecé a
temblar. Eso mismo le pasó a mi prima embarazada que estaba sola en su casa y
justo se le cortó la luz. Se encerró en la habitación con los dos perros hasta que
todo pasara. Yo no creo que la escritura sea un poder pero ojalá que nunca nos
abandone.
como ahora, que está lloviendo, que no estés temiendo.
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