domingo, 12 de agosto de 2018

Pienso en este poema de Stuart Krimko, pienso en Fran





Línea de tierra

¿Cómo sujetás un día feliz
cuando mientras se va, se va para siempre?
El viento se lo lleva, podés ver
el viento en el pasto, el viento pasa
mientras llega la noche
y sí, tu día se ha ido, sin que lo sujetes,
tus manos vacías como huevos
sin yemas ni claras: comiste
pero los envases ya no sirven,
han consumido su vida. ¿Qué, en vos,
podría retener el día sino las manos,
los ojos, la mente?
¿Es eso acaso un recuerdo, cuando se logra
sujetarlo? Los días felices
se van más rápido que los tristes, nerviosos por regresar
a sus fuentes, como las gotas al sol,
evaporación, el lago del que provienen las gotas.
El ancho mundo, feliz y triste, retenido y liberado gota a gota,
experimentado y soñado; drogas ingeridas, días
sobrios que también fueron felices, en una casa junto
a un bar, radiante, esperando a amigos, esperando
que suene el teléfono, y cuando suena
se levanta otra vez el viento y mueve el pasto
y ahí se va, el viento, el día feliz,
silencio del otro lado, el teléfono que se cuelga.

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