viernes, 13 de febrero de 2015

No sé en qué día vivo de febrero del 2015

En estos días de verano pasaron cosas alegres y tristes.
 En principio estuve pensando mucho en la expresión. En mi necesidad de expresar y de escribir ¿Dónde nace esa necesidad? ¿y la de todos los poetas y escritores del mundo?
Acá no se puede pensar racionalmente.
 La expresión es como una magia y yo escribí tanto que no sé que voy a hacer con todo eso. Aunque muchas de las cosas que escribí me parezcan feas y me den vergüenza. Como cuando escribía relatos sobre gente que cogía y para explicar eso usaba palabras difíciles. Todo eso está enterrado en un blog viejo y en muchos cuadernos. Los blogs son muy importantes para todos nosotros, no lo debemos olvidar nunca. No voy a hablar de lo triste y de las peleas y de las muertes porque no estoy enojada con el mundo ni mucho menos. Voy a hablar de antes de ayer.
Fue el día más perfecto del año en la playa Barranca de los lobos. Soy muy miedosa y aunque sé nadar me da miedo meterme al mar. Esta playa tiene rocas y poca arena, entonces no tenés que caminar sino que tenés que deslizarte como un animal. Bueno, es lo que inicialmente hice, hasta que encontré un hueco en el cual me senté y estuve mucho tiempo ahí y las olas me tapaban. En ese momento, no sé por qué se me vino a la cabeza el título de un relato de Hebe Uhart "El ser humano está radicalmente solo" y cada una de esas palabras se me estrellaban en la mente como chaski boom. Pensaba en eso y me reía a la vez porque cuando te das cuenta de eso, bueno, cuando te das cuenta de eso te morís de felicidad.

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