domingo, 25 de agosto de 2013

El otro día la secretaria del colegio dijo que el director le mandó por mail la canción "resistiré" de Estela Rabal. Se la mandó porque unos días antes habían discutido. No me gusta mucho la canción, pero el otro día leí un poema de William Carlos Williams que trasmitía el mismo concepto, y me golpeó el cerebro como un rayo de luz. DEDICACIÓN DE UN LOTE DE TERRENO Este lote de terreno frente a las aguas de esta ensenada es dedicado a la viviente presencia de Emily Dickinson Wellcome que nació en Inglaterra; se casó; perdió a su marido y con su hijo de cinco años se embarcó para New York en un velero; fue llevada a las Azores llegó al garete a los bancos de Fire Island, se halló a su segundo marido en una pensión de Brooklyn, se fue con él a Puerto Rico tuvo tres hijos más, perdió a su segundo marido, vivió una vida dura por ocho años en Santo Tomás, Puerto Rico, Santo Domingo, siguió a su hijo mayor a New York perdió a su hija, perdió al tierno, cogió a los dos muchachos del mayor de su segundo matrimonio hizo de madre- estando ellos sin madre- peleó por ellos contra la otra abuela y las tías, los trajo aquí verano tras verano, se defendió aquí contra los ladrones, tormentas, sol, incendios, contra las moscas, contra las que venían a husmear, contra sequías, contra malezas, crecidas de mar, vecinos, comadrejas que robaban sus pollos, contra la debilidad de sus propias manos, contra la creciente fuerza de los muchachos, contra el viento, contra las piedras, contra los trasgresores, contra las rentas, contra su propio juicio Ella cavó esta tierra con sus manos, fue mandona en este tramo de hierba, insolente con el mayor hasta que lo hizo comprarlo, vivió aquí quince años, alcanzó una final soledad y— Si no puedes traer a este lugar más que tu carroña, vete de aquí.

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