jueves, 31 de mayo de 2012


Hoy estuve en mi casa conmigo misma, y perdí mi amado esmalte negro, que tanto dinero costó, porque es un esmalte especial que cuida las uñas y no las reseca. Me da tanta bronca. Revolví todo. Me di cuenta de que el cajón de ropa interior está re desordenado y que así se arruinan las cosas que más me gustaría cuidar. Descubrí un corpiño viejo que es hermoso, y también guardaba un vestido de novia miniatura de Barbie, que también es de encaje blanco. Todo esto viene muy a cuenta porque mi amiga se compró lencería erótica blanca, como si se fuera a casar o algo por el estilo. Yo definitivamente, no me quiero casar ni loca. Eso es algo decidido. Pero más allá de estas cuestiones, Candela no llama hace más de dos días y me preocupo un poco  porque el otro día se fue a la cancha a ver a Belgrano de Córdoba, y luego no supe más nada. Por ahí la secuestró la barrabrava. Tampoco estuve escuchando la radio y hoy no leí los diarios porque no me quería enterar de ninguna mala noticia.  A la tarde, en la tele dieron una película de un niño ciego que era un genio de la música. Sin embargo, trataba mal a todo el mundo, y nadie se enojaba con él porque era ciego y le tenían lástima. Le decían “Peter, todas las cosas maravillosas que te estás perdiendo, esta sala magnífica con estas columnas de mármol”. Al final, la madre era una loca controladora que no dejaba que su hijo se enfrente con el mundo. Mi mamá dijo que mi abuelo no era ciego pero que podía tocar el piano con la luz apagada, como un don, como el don de Peter que era genio de la música y trasmitía todo lo que no podía ver ahí, con el piano. Como Stevie Wonder, Ray Charles, y Elton John (que no es ciego pero no ve un pomo). Entonces es una constante que se mantiene en el tiempo: ciegos genios de la música. La diferencia hecha virtud, el eslabón roto, etc. La película, de todas maneras enseña  que los ciegos no siempre tienen la razón. Eso me hizo pensar que los pobres a veces tampoco tienen razón, y así muchas cosas en la vida. 

martes, 29 de mayo de 2012



Este es un verano cruel. Cerró la mejor panadería del mundo. Las macetas que parecían árboles se secaron todas. A mi amiga se le cayó el cabello por una tintura vencida. Todo parece ser un desastre. Lo único que me hace sentir bien es la campaña que estoy llevando adelante, se llama: ayudemos a los wichis del norte. Estoy juntando comida y ropa desde la primavera. Hice un grupo en Facebook. Todo empezó en una reunión de ex compañeros de la secundaria. Marcela, una chica que ahora es profesora de literatura y además tiene una banda Indie, nos contó que había vuelto de su viaje al norte hace poco tiempo “me llama la atención que exista todavía la caza como medio de subsistencia”. Esta cuestión me alarmó. Yo, que nunca había hecho nada en mi vida, más que trabajar en el negocio familiar, tenía que hacer algo. Así empezó todo.
Mi casa está llena de cosas para los winchis: zapatillas, alimentos no perecederos, remeras batick que hace mi mamá. Estoy pensando slogans para la campaña solidaria pero no se me ocurre ninguno. A mi amiga se le ocurrió este: “todos somos wichis, ser wichis es amor, contacto con la naturaleza, tenemos que indignarnos”.
Ya no tengo espacio para mí, tengo que comer en la punta de la mesa. Mi novio ya no quiere venir más y dice que me tengo que mudar a otra parte o alquilar un galpón para poner las cosas que juntamos. Todos los mediodías recorro barrios que no conozco, con la camioneta del supermercado y les toco el timbre a las personas. A veces lo llevo a mi perro Simba y la gente se enternece y ayuda.

-hola, soy la administradora de una campaña para ayudar a nuestros hermanos wichis del norte. Necesitamos alimentos no perecederos o ropa.
-¿es tuya la camioneta del supermercado Simba?
-sí.
-¿y cómo sé que no te llevás mi comida para venderla en tu supermercado?

Por suerte es poca la gente que no quiere ayudar. Eso me consuela, porque después de todo, el mundo no está habitado solamente por seres hostiles, sino por gente amable que quiere compartir sus riquezas con los que menos tienen.
Pronto fundaré mi propia ONG, y ambiciono que podamos salir en canales de cable con actores que sean un poco famosos y puedan colaborar con la causa.

Marcela compuso una canción inspirada en la acción solidaria. Tiene acordes suaves y voces corales muy bien hechas, sin embargo, conservan la desprolijidad propia del Indie. El recital se hizo en un bar que además tiene una galería de arte. Fui con Santiago, un ex compañero de secundaria. Pero tuve mala suerte, y nos cruzamos con mi novio que interpretó mal las cosas. Me dijo “te voy a hacer matambre”, y se fue. Después de esa situación no me atendió más el teléfono. Es una pérdida enorme, pero a fin de cuentas lo que más interesa en esta vida es la causa, y por ella  soy capaz de dar  la vida. 

domingo, 27 de mayo de 2012


11/05/2012 20:02:30 Un edificio compacto con mucho hormigón y ventanales, plantas y galerías.

La plata sirve para que una se compre libros, plantas, y ropa. Hoy todos llegamos a un acuerdo: en los colegios nos pagan mal. Nuestro salario no tiene relación con nuestra fuerza de trabajo. Cuando cobramos todos hacemos lo mismo: libros, plantas, y ropa. De vez en cuando comer afuera. Ninguno llega a fin de mes. No podríamos tener hijos porque no podríamos mantenerlos. Vivimos un poco de nuestros padres y no podemos ser independientes.

Quiero, quiero todos los libros de Celine.


Domingo, 20 de mayo de 2012

Creo que se puede ser mentirosa y sincera a la vez. Esas cosas pueden existir al mismo tiempo. Yo puedo mentir y no alterar el orden de mi vida, ni hacer sentir mal a nadie. Puedo ser sincera y ser una porquería, o ser buena persona y ser sincera. Un ser humano debe ser mentiroso y sincero a la vez mientras no moleste a nadie en particular. Una en la vida siempre es política. Eso hay que tenerlo bien claro. Hay que saber que  siempre se actúa con malicia, y saber que una no es buen ser humano. No engañarse es fundamental.

El sueño de Ipi:

 Ipi tuvo un sueño: estaba en una confitería y la camarera la trataba mal. Le robaba las facturas, entonces ipi se esconde en el bolsillo un pedazo de factura. De repente estalla una guerra y empieza a correr y a saltar paredes, hasta que se encuentra con un montón de perros salvajes de colores. Ella les convida la factura que tiene en su bolsillo y se hace amiga de los perros. Los perros eran de plastilina. Cuando los soldados la quieren tomar prisionera, los perros la defienden y se salva.

viernes, 25 de mayo de 2012



El gato verde

Había una vez, una nena que vivía adentro de un zapallo naranja. Un buen día una mosquita (que también vivía en el zapallo) le dijo que el exterior era un mundo maravilloso, lleno de sapos, ranas, duendes y príncipes. La nena, entonces, comenzó a planear un escape; se le ocurrió que si se comía todo el relleno del zapallo iba a poder salir. Todos los días comía un poquito, hasta que se hizo un agujerito y por fin salió. Pero el exterior no era como había dicho la mosquita. El mundo era un gran pantano  deshabitado. La nena caminó mucho hasta llegar a un árbol muy alto, se acostó y se quedó dormida. Cuando despertó comenzó a sentir olor a leños quemándose. Eran los duendes que estaban haciendo un fueguito. Entonces ella les dijo:

-¿están haciendo una fogata para invitarme a comer?
-no, te vamos a hacer asado.

Los duendes habían atado a la nena al árbol.
Cuando salieron a buscar especias para la comida, apareció un gato verde y un nene de remera rayada que era bello como un príncipe.

-¡ayudáme!  -dijo la nena-.
-no puedo, soy un príncipe que tiene mucho miedo.
-tenemos que ayudarla –dijo el gato verde- esta niña es bella como un unicornio ¡y su carita es un zapallito!

Entonces el gato arañó las cuerdas; los nenes montaron encima del gato y éste salió volando, dejando a su paso una estela de amor y cariño que era como un arcoiris en el día de navidad.

Los duendes por malos, tuvieron que comer sapo hervido y fueron toda la vida infelices y sucios. 

jueves, 24 de mayo de 2012


22/01/2012 0:00:22: El trabajo NO dignifica

Ayer fui a lo de Agustina y hablamos sobre el trabajo. Ella me comentaba que trabajaba nueve horas, llegaba a su casa y lo único que hacía era dormir otras diez horas. Después de una semana así, se preguntaba si realmente tenía sentido vivir o trabajar. Le parecía una locura. Yo siento lo mismo. En el fondo sé que pertenezco a la clase trabajadora y que por eso me pasa lo que me pasa, pero no me conformo.

Un grupo de chicos de la fuerza armada brasilera fueron al bar donde trabajo. Se emborracharon toda la tarde y me pidieron que les ponga un cd de música brasilera. La música de ellos no deja de resultarme extraña ¡son todas las canciones iguales! Mejor dicho, es como una canción infinita que lo único que trasmite es excitación y alegría. No entiendo  las letras, pero para mí todas las canciones hablan de la felicidad de estar vivo. Después de tomarse quince cervezas, se pusieron a bailar, sin ningún tipo de pudor. Me mostraban su baile. Un linyera se acercó atraído por la fiesta. Cuando fui a ofrecerle algo de tomar me dijo: “acabo de salir del barco de baba roja”.

14/01/2012 0:51:18

Se me ocurre un relato que tenga como protagonista a una jubilada que va a tomarse la presión a la farmacia tres veces por día. Molesta tanto a las empleadas que un día directamente no le abren. Entonces la anciana rompe la vidriera con su bastón gritando: “tengo derecho a que me tomen la presión”.

Me compré un libro maravilloso de Hebe Uhart. Se ha sumado a mi lista de preferidos. R. me envió un mail desde Ecuador, en realidad, fue un texto muy breve el que escribió. Me decepcionó un poco. Dice que en Lima conocieron a unos argentinos que los invitaron a una casa en Ecuador. No sé, me llama la atención.

Algunas ancianas son crueles. Hoy baldeaba la vereda y una vieja con bastón me dijo que si se resbalaba me iba a costar caro.

18/01/2012 23:04


Hoy iba en el colectivo y me pregunté: ¿y si mejor no escribo nunca más? ¿Para qué escribir? ¿Para quienes? Etc. Pensé en eso durante algunos minutos, inmediatamente después comencé a pensar en posibles relatos. Uno era sobre una chica que había adoptado una estrella de mar como mascota. La medre le había advertido del peligro, pero a ella no le importaba porque le encantaban las estrellas de mar. Primero, cuando la estrella de mar es bebé, la mete en un vaso con agua. La estrella comienza a crecer, entonces compra una pecera. Así sucesivamente, la chica compra recipientes más y más grandes. Un día, mientras duerme, sueña que la cama está mojada, siente una textura rugosa y áspera tocando su piel. Se levanta y ve que la estrella de mar durmió con ella en la cama, y murió, porque no tenía agua. Es una estupidez, pero lo inventé yo. Es imposible no escribir nunca más.